martes, 26 de febrero de 2013

Rinde Lila Downs tributo en la Feria de la Bandera a las mujeres de Guerrero

Ejercicio de identidad de la cantante oaxaqueña en Iguala

ARTURO DE DIOS PALMA ( Corresponsal)

Iguala, 25 de febrero. El domingo, Día de la Bandera, también fue día de tributo aquí. La cantante oaxaqueña Lila Downs rindió homenaje a las mujeres mexicanas, a las que hacen con el maíz el principal alimento de México: la tortilla.

El Teatro del Pueblo está casi lleno. Son las 8:55 y el silencio predomina en el escenario. Sobre él están los instrumentos listos de los seis músicos que acompañarán durante la siguiente hora con 15 minutos a la hija del estadunidense Allen Downs y de la mixteca Ana Sánchez.

La hora y 15 minutos fueron insuficientes, la gente, el público, quería más, más música y más despliegue de talento de la oaxaqueña.

En punto de las 9 de la noche, el anunciador lo suelta: Lila Downs al escenario. La mujer, que en su nombre tiene la doble nacionalidad, pero a quien lo mixteco le brota del cuerpo, sale ataviada con un vestido rosa mexicano, con bordados del mismo color característicos del traje de Acateca, ése que elaboran hombres y mujeres en la comunidad indígena de Acatlán, en Chilapa. La primera identificación de Lila y el pueblo de Guerrero.

Sin más, la cantautora canta Mezcalito. Se suelta el primer grito y el primer aplauso. Pero también es la segunda identificación de Lila con Guerrero: el mezcal, que es para cualquier guerrerense el antídoto perfecto para curar cualquier mal y hace más gozosos los festejos y los triunfos, aparece en el escenario de la Feria de la Bandera.

De entonces en adelante Lila Downs no para. Una tras otra, interpreta sus éxitos. Como a la cuarta canción comienzan a oírse los acordes de la Iguana, el son jarocho que la oaxaqueña ha hecho suyo y que el público también lo hizo suyo la noche del domingo. A Lila le festejan todo. Cuando se tira al suelo simulando los movimientos del animal le aplauden y la ovacionan, pero también cuando bracea y revolotea todo su cuerpo al ritmo del arpa que a un costado de ella vibra todas su cuerdas con gran intensidad.

Después del sobresalto que provocó La Iguana, vino La Cucaracha, esa canción de origen revolucionario, que habla de la corrupción y la forma descarada en que ejercen el poder los políticos mexicanos. Ahí en el recinto, hasta delante, en un lugar reservado, cercado, que se separa del resto, se encuentra parte de la clase política, de que desde mucho antes de la Revolución mantiene sus formas de ejercer el poder público.

“En la misa y en la feria / Todo el mundo ya lo sabe / Los que llegan al gobierno /Porque se puede comprar / Del partido comunista / Ya no queda casi nada / Ahora todos van buscando / Como hacerse millonadas”, suelta Lila Downs haciendo la seña con su mano de dinero.

Ya casi al final del concierto, Lila Downs cuenta lo que responde cuando en el extranjero le preguntan por lo que sucede en el país. “Cuando me preguntan por lo que pasa en el país, yo he decidido rendir un homenaje a la mujeres, pero a las mujeres que muelen el maíz, a esas que hacen tortillas. Porque en cualquier restaurante de lujo o en una fonda, se come tortilla”. Y el homenaje de Lila Downs cayó en tierra fértil: Guerrero, un estado donde la tortilla es uno de los principales alimentos, pero, sobre todo, porque aún, en las regiones indígenas, las mujeres muelen el maíz para hacerla.

http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2013/02/26/index.php?section=sociedad&article=002n1soc

miércoles, 20 de febrero de 2013

Tres de cultura

Tres de cultura

Gustavo Martínez Castellanos

Recientemente se inauguró la exposición conmemorativa del 50 aniversario luctuoso de Remedios Varo del taller de pintura de Aída Espino en la Alianza Francesa. Cualquier visitante puede apreciar la exposición en los pasillos de la Alianza que hoy como siempre ha apoyado a Aída sin reservas. En ésta las obras de los alumnos de Aída –y un cuadro de ella- rinden un homenaje a esta artista hispano-mexicana que enriqueció la plástica nacional y entregó al mundo una nueva visión del mundo, de la pintura y de la mujer.

El José Agustín: Aída Espino informó que en respuesta a uno de mis artículos diversas personalidades del arte y la cultura en Acapulco, Guerrero y México se pusieron en contacto con ella para apoyar al certamen de cuento que ella organiza. Algunos pidieron no ser mencionados; otros, serán reconocidos públicamente en los tradicionales eventos de apertura pública de plicas ante los medios y en la premiación. Sólo puedo adelantar que la dirección de Cultura del municipio de Acapulco fue una de las primeras instancias en responder al llamado y cumplir el compromiso signado entre este ayuntamiento y el José Agustín en el que la dependencia se compromete a ayudar al certamen con cinco mil pesotes (mismo que Félix Salgado y Manuel Añorve, le negaron).

En cambio, el IGC –de cuyo convenio por cinco mil pesotes está al tanto Alejandra Frausto- no ha dicho esta boca es mía. Esta actitud del gobierno de Ángel Aguirre es otra muestra de su recalcitrante elitismo: Alejandra Frausto, ha traído -entre otros carísimos eventos- grupos de rock a su gusto y ha pagado caprichos y chapuzas a Citlali Guerrero y su grupito, pero no puede –o no quiere- desembolsar cinco mil pesos para cumplir con un compromiso oficial signado y cumplido por los gobiernos estatales durante 17 años. Don Ángel: su gobierno hará época.

No importa, la gente está apoyando al José Agustín cuya fecha de cierre se ha movido del 28 de febrero a su fecha tradicional: 21 de marzo. Visitar: www.premiojoseagustin.com

Sobre “Seis turistas españolas”: En efecto, las violaciones a mujeres no es algo nuevo en Acapulco. Un lector me escribió diciéndome que había leído en el último número de Hojas de Amate mi cuento “Andalucía” (Siete modelos femeninos para William Shakespeare Ed. Praxis 2011), en el que relato la violación que sufre una mujer en un camión urbano en el trayecto de Wilfrido Massieu a la Cima en pleno día; y cuyo sucedido en Acapulco fue muy comentado en su momento.

Sin embargo, lo que llama mi atención es el hecho de que alguien haya leído ese cuento en Hojas de Amate debido a que la revista está pasando también por tiempos difíciles a pesar de los esfuerzos de su directora, la doctora Ángela Manzano, por sacarla adelante. El 9 de enero de 2011 asistí a la presentación del número anterior en Casa Guerrero; estuvo el gobernador, pero no la directora del IGC. Un año después –18 enero 2012- asistí a la presentación del siguiente número en el museo José Juárez, y tampoco asistió la directora del IGC; empero el jefe de asesores del gobernador, Porfirio Camarena, anunció que se iba a buscar la forma de hacerla autofinanciable, es decir, ¿le quitarán el apoyo? Lamento profundamente el sesgo de la política cultural de este gobierno que apoya los desafueros enajenantes de la Frausto y cancela expresiones locales respaldadas por el trabajo y entrega de valiosas mujeres guerrerenses. Un gobierno -un gobernante- alejado de su pueblo, no puede esperar de éste sino lo mismo. Al tiempo…

http://www.pueblo-guerrero.com/seccion_opinion.php

lunes, 18 de febrero de 2013

Factible, organizar comités de autodefensa del patrimonio cultural

No depender del paternalismo del gobierno, fundamental para el impulso artesanal


Venta de artesanías en Uruapan. Foto: Iván Sánchez
Venta de artesanías en Uruapan. Foto: Iván Sánchez
Érick Alba


Sin recurrir a bases teóricas, sino al simple sentido común, los productores artesanales de cada vez más municipios michoacanos coinciden en una exigencia hacia su gobierno: la creación de nuevos y mayores canales de distribución y venta para sus productos que les arrojen mayores ganancias y que, al mismo tiempo, mantengan la esencia cultural de sus piezas; sin embargo, es evidente que la reacción gubernamental tiene dos fallas notables, pues en primer término se carece hasta de los indicadores más básicos para crear una política efectiva para el sector, como un censo real sobre los artesanos en el estado; y se confunde frecuentemente el término “apoyo” con el de “dádiva”, ya que aún es común que el gobierno del estado asuma el rol de principal comprador de artesanía en lugar de consolidarse como el principal gestor de ventas al exterior.
Aunque la carencia de un sistema de promoción artesanal redituable no es un asunto nuevo en el estado de Michoacán, como tampoco lo es en materia de difusión cultural o en el de la seguridad pública, el tema se puso nuevamente sobre la mesa el fin de semana anterior con el surgimiento de tres declaraciones públicas, la primera el 13 de febrero, cuando el presidente de la Marca Colectiva de la Guitarra Artesanos Industriales de la Guitarra e Instrumentos de Cuerda AC en Paracho, Moisés Solís Zalapa, anunció la revitalización de la estrategia que tienen los constructores en ese municipio para competir comercialmente contra las guitarras chinas en México; mientras que los otros dos anuncios surgieron el día 15, fecha en que el Sistema Integral de Financiamiento para el Desarrollo de Michoacán (Sí Financia) entregó un total de 15 millones de pesos como crédito a 206 productores, entre ellos artesanos, para continuar con sus actividades, antes de que la comunidad indígena de Patamban anunciara la realización de una jornada cultural en su cabecera municipal, ubicada en Tangancícuaro, con el propósito de fortalecer sus ventas artesanales y gastronómicas, y al mismo tiempo exponer su música y danza como marco cultural para los productos a exponer.
Aunque pareciera que los tres hechos noticiosos son inconexos uno con otro, en realidad están unidos por una acción y una reacción similar, pues en el caso de Paracho y Patamban se mantiene la intención de ofrecer comercialmente su propio bagaje sin demeritarlo, mientras que el gobierno del estado ofrece dinero para que la población siga produciendo según sus propias costumbres y posibilidades, pero no alternativas para que comercialice los resultados de esa inversión hecha por particulares con dinero público.

Tres coincidencias
Es también fácil encontrar al menos tres coincidencias entre la exigencia planteada por los artesanos indígenas al gobierno del estado de Michoacán y las que enarbolan los movimientos sociales de comunidades que instalaron barricadas y policías comunitarias para la autoprotección: vivir con dignidad, pues mientras los productores artesanales piden que sean sus propias manifestaciones las que se comercialicen sin que eso las prostituya, las guardias comunitarias de Urapicho, Cherán, Paramuén y Turícuaro piden, a través de rondines nocturnos, que las bandas criminales presuntamente encubiertas por autoridades gubernamentales dejen de saquearles sus recursos naturales.
La segunda coincidencia está en la supervivencia, ya que para los artesanos está en juego su sustento económico, la posibilidad de satisfacer las necesidades físicas más básicas y de desarrollo a futuro, al tiempo en que las guardias comunitarias buscan también una supervivencia física y cultural, pues los ataques a los bosques y a sus veneros de agua ponen en peligro su rutina diaria, sus fuentes de producción y su manutención física.
Asimismo, la tercera coincidencia se basa en la identidad, pues radica en el derecho a vivir bajo usos y costumbres ancestrales, tanto en lo económico como en la convivencia colectiva, que no sólo han demostrado ser completamente lícitas, sino incluso más efectivas que los sistemas adoptados en las sociedades urbanas, en las que se asienta el mismo gobierno al que observan como inoperante en cuanto a la satisfacción de las demandas de las comunidades autóctonas.
Bajo la perspectiva que ofrecen las tres coincidencias entre las guardias comunitarias indígenas de Michoacán y el sector artesanal del estado, La Jornada Michoacán consultó a Alejandro Sigler Miranda, antropólogo con varias décadas de trabajo de campo en el sector indígena de esta entidad y actualmente al servicio de la delegación michoacana de la Dirección de Culturas Populares, dependiente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), quien analizó la postura de los artesanos hacia su gobierno, asumiendo que los productores tienen la intuición de que sus productos son algo único, que merece ser valorado y que debe existir una ganancia económica acorde a ello:
“Cada comunidad, como requisito fundamental de productor, debe saber que su producto es el resultado de una historia cultural, natural, porque en ese producto está plasmado el cómo utilizó un recurso para hacerlo y allí está el aspecto cultural. Se hacen canastas en la India, pero no son las que hacen aquí en Pátzcuaro, son dos productos culturales diferentes; a partir de esta idea podemos pensar que cada pueblo genera sus productos de acuerdo con sus elementos naturales, pero también históricos, y así se genera una identidad, que es un proceso histórico, natural y social”.
Sin embargo, Sigler reconoció que aún para los artesanos indígenas “a veces es necesario redescubrir eso para que entonces vuelva a tomar fuerza su identidad, y de esta manera llegar a la conclusión de que su patrimonio cultural no es de nadie más que de quien lo produce, independientemente de si se vende o no: se hace cultura no para venderla, sino para ser feliz. Ése es un segundo problema que fomentan los gobiernos, empresas comerciales, intermediarios, instituciones públicas de venta de productos, porque su interés es vender.
“El aspecto del uso de materiales naturales, de su origen, es importante, pero para el que vende es importante sólo como cualidad comercial, no humana. Cuando se toma conciencia entre los productores sobre eso, se puede plantear esa conciencia en el lanzamiento del producto con todo un bagaje cultural”, explicó.

Mutua cooperación
En el proceso que implica elaborar un producto con características estéticas e identitarias, y que desemboca en su venta a un comprador capaz de comprender y pagar el valor de esas características, el sistema michoacano actual plantea la suma de dos actitudes: la del productor, quien elabora su obra con materiales, dimensiones y simbolismos propios de su cultura y establece sobre él un valor monetario que permita su comercialización, y la del gobierno, quien acepta la obligación de gestionar los materiales y la preservación de los simbolismos culturales que cargará el producto, así como las vías para que su comercialización se concrete, como parte de los servicios que ofrece a la población y que son la parte medular de sus funciones.
Sin embargo, es notorio que las dos actitudes se vician en ese mismo proceso, pues mientras el productor artesanal michoacano mantiene hasta hoy su fidelidad a los materiales, a las formas y a los simbolismos que requiere su artesanía, el valor comercial que le impone se desvirtúa a la baja obligado por la competencia desleal con los productos chinos y que también tolera el gobierno, junto a una marcada ignorancia del público comprador quien se niega a pagar el precio real y que, por efecto del regateo, logra disminuirlo considerablemente hasta que ya no es redituable para el productor, quien a su vez opta por exigir al gobierno una suerte de “rescate” económico a través de la compra masiva de las piezas, hasta que eso se convierte en una costumbre y después en una política de estado.

http://www.lajornadamichoacan.com.mx/2013/02/18/factible-organizar-comites-de-autodefensa-del-patrimonio-cultural/?fb_action_ids=4906431332274&fb_action_types=og.recommends&fb_source=other_multiline&action_object_map=%7B%224906431332274%22%3A485377538176314%7D&action_type_map=%7B%224906431332274%22%3A%22og.recommends%22%7D&action_ref_map=[]

sábado, 16 de febrero de 2013

INVITACIÓN: Los Salmerón (Gustos y sones de Tierra Caliente), en el MUSEO DOLORES OLMEDO


INVITACIÓN:
Los Salmerón (Gustos y sones de Tierra Caliente), en el MUSEO DOLORES OLMEDO

Domingo 17 de FEBRERO de 2013. Hora 13:00 Horas
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Museo Dolores Olmedo Patiño
Av. México 5843, Col. La Noria
16030, México D.F.
Estación La Noria , del Tren Férreo Taxqueña-Xochimilco.


 

LOS ESPERAMOS

lunes, 11 de febrero de 2013

El naufragio de la cultura: educación y curiosidad



Fabrizio Andreella fabrizio108@yahoo.com


La Jornada, Publicado: 10/02/2013 12:15

I

¿Qué quiere decir educación? La etimología sugiere la necesidad de salir de una condición deplorable gracias a la ayuda de alguien más. Ex ducere, sacar afuera, guiar afuera: así los latinos concebían el concepto detrás del verbo educar. El prefijo ex es fundamental para entender el sentido de la palabra, porque señala que la educación conlleva un recorrido hacia afuera de algo que está adentro. Este simple hecho indica que el acto de educar es una responsabilidad de quien la ofrece más de quien la recibe.

¿Y cuál es el estilo adecuado para educar? Es la conducta de la partera, nos dice uno de los máximos educadores de la historia, Sócrates. Hijo de una comadrona, Sócrates transforma el arte materno de hacer nacer bebés en el arte de hacer nacer al hombre sabio. Su método educativo es la mayéutica (maieutiké), o sea el arte de la obstetricia. Una obstetricia filosófica que, gracias a preguntas y razonamientos en diálogo, trata de extraer del discípulo su conocimiento personal, sepultado por las opiniones y convencimientos que ha asumido como suyos sin analizar su verdad. El conocimiento, según Sócrates, no se puede enseñar, sino que se ayuda a descubrirlo y desenterrarlo, porque es un estado o una condición del alma. Por eso, con la mayéutica, el maestro (la comadrona) trata simple y pacientemente de sacar afuera la verdad escondida (el bebé) del discípulo (la parturienta). La tarea del educador es entonces guiar el parto de la verdad del discípulo, que es verdad solamente porque es suya.

Que la enseñanza de Sócrates es remota no sólo temporalmente sino también ideológicamente es evidente: hoy en día no es posible desear una educación al estilo socrático, ya que estamos obligados a aprender a pensar con los conceptos y las formas que nos permiten ajustarnos al mundo que nos rodea. Un mundo por esencia conservador que, insistentemente, nos quiere funcionales para la sobrevivencia de sus estructuras fundamentales. De hecho, en la sociedad postmoderna, creatividad (o sea el descubrimiento de los elementos para una creación nueva y original) es una palabra mágica y un talento muy apreciado, y aún más, su expresión se fomenta en todo lo que tiene que ver con formas inocuas y productos redituables, pero es obstaculizada cuando elabora ideas y comportamientos sustanciales que puedan desestabilizar la estructura social. Las continuas alabanzas a la educación técnica y económica memorista, y la dificultad de la ya marginada educación humanística para salir de la erudición narcisista y proponer y afirmar ideas desafiantes, son la prueba de esta deriva u olvido de la educación entendida como mayéutica.

Hoy, educar no es sacar algo que hay adentro del discípulo, sino ponerle algo adentro, introducir en su mente las nociones y las formas de pensar que lo conformen a las necesidades del sistema socioeconómico.

Esta condición servil de los programas educativos ya sería suficiente para generar una reflexión seria y profunda entre políticos, administradores e intelectuales sobre el destino de una sociedad que no favorece la formación de individuos sino de funcionarios. Mas esa importante conquista moderna, que es la educación laica, obligatoria y gratuita para todos, se enfrenta hoy con otra autoridad formativa muy poderosa que ha florecido en particular en los últimos treinta años. Esta institución educativa ha logrado marginar la escuela y meter en sus pupitres a toda la población. Son los medios masivos, en particular la televisión y las redes sociales

II

A lo largo de la historia, los sujetos encargados de educar a las nuevas generaciones han sido los padres, los sabios, los gurús, los eclesiásticos, los filósofos y los preceptores. Ahora, los maestros son reemplazados por los programas televisivos y los sitios web. Esta aseveración aparentemente exagerada e inverosímil se sustenta en el simple hecho de que el único conocimiento que nos moldea y nos acompaña por mucho tiempo es el conocimiento que nos fascina. Por eso el maestro verdadero es quien sabe despertar y alimentar la pasión. El conocimiento se filtra en el alma solamente a través de la seducción, y hoy en día el adolescente encuentra al seductor de su intelecto más en las tardes frente a las pantallas que en las mañanas frente a las pizarras.

La seducción –los hombres y las mujeres instruidos en el arte del erotismo lo saben bien– es una manera refinada y lúdica de avivar la curiosidad. Es esa actitud del alma que permite al ser humano salir del reino de lo que ya conoce para zambullirse en las aguas de lo desconocido. Por milenios, la vanguardia de cualquier conquista, la bisabuela de invenciones, exploraciones y descubrimientos –sociales como íntimos– ha sido la curiosidad.

Educación, seducción, pasión, curiosidad: esta es la escalera del conocimiento. Mas en este descansillo de la curiosidad humana no hay solamente la entrada al departamento de la educación. Los medios masivos, que saben despertar la curiosidad, y saben apasionar, seducir y educar en una cierta forma de ver el mundo, tienen también su atractiva puerta en el descansillo de la curiosidad.

Por ende, la curiosidad es una disposición bicéfala: puede ser la balsa frágil y aventurera que nos lleva a los múltiples litorales del conocimiento, o el buque achispado que se empantana en las arenas movedizas del curioseo morboso e inútil.

Hasta la mitad del siglo pasado, los caminos de la educación habían trazado los retratos de las culturas, y en las mentes más abiertas habían fortalecido el valor inestimable de la curiosidad más noble y pura (incluyo en estas mentes también la de Donatien Alphonse François de Sade). Educación proporcionada en forma de instrucciones públicas o esotéricas, artes liberales o artes vulgares, reglas sociales o normas interiores... conocimientos que permiten al joven novato que asoma la cara por la puerta de la comunidad e instalarse en el mundo, concentrarse en lo que lo rodea, aventurarse en el descubrimiento de su identidad y contribuir al bienestar material y espiritual de la sociedad que lo ha criado.

Es claro entonces que la educación, concebida como suministro de nociones o como mayéutica que libera la verdad interior (per via di porre o per via di levare diría ese extraordinario autodidacta que fue Leonardo da Vinci), es un bien común que se transmite entre seres humanos. Esta transmisión es la esencia misma de la educación que, para sedimentarse y ser fructífera, necesita despertar la curiosidad.

III

Sin embargo, los aparatos tecnológicos audiovisuales capturan la curiosidad de las nuevas generaciones del homo videns (G. Sartori) que, vuelto pasivo por las pantallas anestésicas, pide a las pantallas mismas estimularlo y a la vez apagar el estímulo, ofreciéndoles como víctima en sacrificio su atención desorientada.

Una mirada desapasionada y sincera nos devuelve la imagen de los medios masivos como el instituto pedagógico preponderante de la postmodernidad que está planteando la sociedad futura a nivel antropológico, social y relacional. No habría ningún problema si esto fuera un escenario intencional, planeado y con objetivos claros, clasificados como esenciales para el crecimiento de la sociedad y de los individuos. Sin embargo, si descartamos las teorías conspirativas, no vemos ningún proyecto educativo en los medios.

Tenemos un sistema formativo mediático muy poderoso, que no tiene ningún plan educativo y que, sin embargo, adiestra a sus numerosísimos discípulos, casi la población mundial entera, para… ¿qué? La respuesta la dan nuestras yemas de los dedos cuando, con el control remoto o con el ratón, en un zigzagueo sin fin, llevan nuestra atención a cultivar la curiosidad trivial, el curioseo sin dirección, para aturdir la mente en un nirvana de leve y constante excitación. Esta vibración neuronal es provocada por “noticias” o “eventos” que no necesitan una reflexión, sino solamente una afiliación maquinal e impulsiva a una congregación de anónimos consumidores de la misma sustancia. Información que nunca se transforma en conocimiento.

IV

Si la curiosidad es la gasolina que antes de la revolución audiovisual llenaba los tanques del conocimiento –metafísico o empírico poco importa– ahora, diluida y convertida en curioseo, alimenta el chisme, el fanatismo y la ociosidad hambrienta de junk food visual. No es difícil imaginar cuál es el papel de la televisión en esta envilecida desviación de la curiosidad hacia lo inútil. Puedo afirmarlo con amarga certeza, ya que tengo frente a los ojos las ruinas morales y los escombros antropológicos de veinte años de televisión italiana sometida al dominador de la política de mi país. Los italianos hemos comido felizmente la basura mediática vomitada en nuestros hogares: barata, alegre, sexy, americanizada. Así, los valores inyectados en nuestro cerebro han destruido todos los elementos comunitarios, depositando en los corazones y en las cabezas solamente aspiraciones individuales.

Este genocidio ético y cultural ha dejado un paisaje postbélico donde los individuos deambulan como sombras hechizadas, pisando los cadáveres de las ideas más nobles de la civilización; vagabundean como pepenadores que inhalaron el pegamento de las incesantes promesas del teleduce, rastreando el basurero de las ilusiones en búsqueda de su fabuloso El Dorado privado. Así, los italianos nos descubrimos, de repente y sin arrepentimiento, egoístas y sin sentido cívico. Fueron suficientes veinte años de constante y progresiva desviación de la curiosidad.

Veinte años de educación de coprofagia televisiva, mientras la Iglesia católica urdía lo necesario para que aquel tirano democrático que demolía la riqueza nacional y tenía una vida privada incontinente y humillante para la dignidad femenina, defendiera los intereses económicos eclesiásticos y la doctrina moral pública.

Veinte años de educación de coprofagia televisiva, mientras la izquierda nacional ergotizaba y se dividía, hundida en su obtusa y perezosa soberbia.

Veinte años de educación de coprofagia televisiva, mientras los acoquinados partidarios del neoliberalismo cerraban los ojos frente al uso ad personam de las leyes del Estado para defender e incrementar el monopolio de la comunicación televisiva.

Veinte años de educación de coprofagia televisiva, mientras los intelectuales à la page, desde sus torres de marfil, se entretenían lucubrando sobre los programas televisivos que abobaban a las masas, y discutiendo filosóficamente sobre la postmodernidad que avanza.

Veinte años de educación de coprofagia televisiva, mientras los empresarios se aprovechaban de la nueva moda ética que legitimaba la evasión tributaria y el uso privado de dinero público, gracias a esa frasecita mágica –“Yo le doy trabajo a mucha gente”– que vuelca la realidad –“Mucha gente le da su trabajo a los empresarios”.

Veinte años de educación de coprofagia televisiva, mientras las clases subalternas gozaban de la abundancia excrementicia de escándalos y telenovelas, de tetas y futbol (piezas maravillosas del edén masculino antes de su mercantilización), acostumbrándose a las agruras estomacales y a la fetidez del aire hasta no percibirlas más.

V

Me pregunto si los mundos político, eclesiástico, empresarial y mediático mexicanos tienen conciencia de los daños que puede ocasionar a su país y a sus mismos intereses el naufragio cultural de la sociedad en la pereza cerebral y en el vacío ético de la televisión basura. Sí, claro, desde el punto de vista de la realpolitik, un público es mejor que un pueblo, un consumidor es mejor que un ciudadano, un simplón es mejor que un crítico exigente. Empero, la devastación antropológica que una televisión populista, cínica, amoral y oportunista puede ocasionar a una nación, es aún peor que el aturdimiento político de sus ciudadanos tele-hechizados. Con unos medios deshonestos se pueden ganar las elecciones, pero con unos medios que además bombean chatarra emocional y miseria racional se pueden también destruir la cultura y los valores que mantienen a un pueblo unido bajo su bandera.

Como decía Albert Einstein antes de la invasión de la televisión basura: “No tengo talentos especiales, sólo soy apasionadamente curioso.” En efecto: juntas, pasión y curiosidad, le dan vida a la inteligencia. Así pues, maestros de primaria, que nos acogen cuando la llama de la curiosidad es todavía inmaculada; profesores de la universidad, que nos encuentran cuando la pasión por el saber es todavía libre de avaricias; poetas, que nos abren el portillo secreto del silencio acompañándonos en su reino encantado; amantes, que iluminan con un golpe de luz inesperado el cuarto oscuro del alma, quemando todas las imágenes inútiles con las que nos rodeamos: por favor, todos ustedes, ayúdennos a reubicar la curiosidad en el corazón y en la cabeza, como Sócrates nos había enseñado.

sábado, 2 de febrero de 2013

Recordaran hoy 71 Aniversario luctuoso de Isaías Salmerón

El Debate de los Calentanos, Sábado 02 de Febrero de 2013 07:39    

Daniel Guatemala 

Tlapehuala Gro.- Hoy se celebra el 71 aniversario luctuoso de José Isaías Salmerón Pastenes, sublime músico que llevó a la cumbre el nombre de Tlapehuala y de la región de Tierra Caliente, gracias a sus grandes obras musicales.

José Isaías Salmerón fue un admirable músico, compositor, violinista y extraordinario improvisador de versos; nació en Tlapehuala el 5 de julio de 1891 y falleció el 2 de febrero de 1942. Nicolás Salmerón Torres y de Feliciana Pastenes Peralta, fueron sus padres.

José Isaías Salmerón consolidó a la fama su música y con sólo 51 años de edad dejó un repertorio amplio y variado, por lo que está considerado como un gran compositor de la Tierra Caliente y del estado de Guerrero.

El repertorio de este gran músico está representado por 57 gustos, 16 valses, 10 marchas, 19 pasodobles, 2 foxtrots, 4 danzones, 4 corridas, 22 sones y 2 oberturas.

En la actualidad la música de Isaías Salmerón es interpretada por un gran número de grupos de música en la región calentana, de entre los que destaca el de sus herederos, el grupo “Los Salmerón”.
Isaías Salmerón se convirtió en un gran icono de la música regional, por lo que cada 2 de febrero se recuerda un aniversario más de su muerte, donde frente a su estatua ubicada a un costado del Bulevar, varios grupos regionales interpretarán las piezas musicales que él compuso.