Roberto Ventura Pérez
El lunes 24 de junio, se cumplió el 101 aniversario del natalicio de Juan Reynoso Portillo, extinto músico y virtuoso violinista nacido un lunes 24 de junio de 1912, el mero día de San Juan, y acaecido la madrugada del jueves 18 de enero de 2007, víctima de un padecimiento renal.
“No me acuerdo bien cuándo nací, sólo tengo presente la pobreza, y que me cambié el apellido porque me gustaba más el de mi abuela. Yo debería de ser Betancourt, pero desde que tengo uso de razón me llamo Juan y me apellido Reynoso. Mi mamá se llamó María Luisa Portillo y mi papá Felipe Betancourt, mi abuela era Dorotea Reynoso, y a mí me gustó ponerme Reynoso”, declaraba de manera reiterada el llamado Paganini de Tierra Caliente.
Quizá la consecución del Premio Nacional de Ciencias y Artes 1997, en la rama Artes y Tradiciones Populares, represente el momento cumbre de la carrera artística de este nonagenario músico, asentado en la Tenencia de Rivapalacio, perteneciente a San Lucas, Michoacán. Y desde ahí, con la vara de su violín jalaba la cortina del cielo azul para escuchar el murmullo del río Cutzamala, las corrientes del río Balsas que en su loca carrera hacia el pacífico resuenan como carcajadas, desde donde divisaba su ciudad adoptiva Altamirano y desde donde suspiraba por su siempre recordado Ancón de Santo Domingo, la tierra donde enterraron su ombligo.
Tal vez valga para efecto de nuestro comentario dividir su vida en dos etapas: la primera que iniciaría desde su nacimiento hasta 1996 y la segunda que se abriría con el recibimiento del premio nacional y culminaría en 2007, año de su deceso.
Los inicios
La primera etapa, que abarcar la mayor parte de su vida, es una de las menos investigadas y estudiadas, puesto que la mayoría de las entrevistas publicadas en prensa, radio y televisión (locales, estatales, nacionales e internacionales), se generaron en las vísperas y después de la entrega del premio nacional.
Muy poco se conoce y se difunden sus primeras grabaciones realizadas en la década de los 60 y 70. Entre estos materiales podemos citar los audios de la Disquera Plata, los hechos por su compadre Marco Antonio Bernal, Adán Ortega, los fonogramas que hizo con los hermanos Mondragón (con la tamborita de Salvador Galarza Suárez y la voz femenina de María Elena Herrera) y el Dueto Purépecha.
Por cierto, valga decir que la actriz Stella Inda fue una de las grandes promotoras de Reynoso. Gracias a ella, Don Juan perdió el miedo escénico a la actuación en los grandes escenarios de la Ciudad de México. Incluso, existe la versión de que ella fue quien le propuso al maestro conformar con el guitarrista michoacano, el Dueto Purépecha.
El reto para sus biógrafos es juntar estos materiales y concentrarlos en un espacio, para que las nuevas generaciones le den la oportunidad de conocer y estudiar la obra completa del extinto músico calentano.
Del legado más conocido podemos encontrar las producidas por discos Corasón (Tierra Caliente -/Balsas y Tepalcatepec/, Jalisco y Río Verde), primero en cassette y luego en CD; el material de la Universidad Autónoma de Guerrero (1980), que por cierto fue remasterizado en el año 2000 por la disquera Pentagrama.
Me parece que en este material es donde se registra a un Juan Reynoso más vigoroso con la vara y el violín, con un vibrato impecable, que no se oye en ninguna de las grabaciones que le siguieron. Representaría su mejor momento.
Otro de los materiales más escuchados es el producido por Conaculta, que después fue retomado nuevamente por Pentagrama (mayo de 1997), grabado en vivo en el Auditorio de los Gobernadores del Museo Regional de Chilpancingo.
Tampoco se sabe mucho sobre su paso en la UAG. Valga recordar que en 1973, Rosalío Wences Reza, entonces rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, lo invitó a trabajar como becario de ese centro universitario con el objetivo de difundir la música tradicional de Tierra Caliente. Reto que aceptó, pero su carácter, aunado a su formación lírica como músico y violinista, le impidió crear un sistema de enseñanza-aprendizaje con los alumnos inscritos en su cátedra. Al poco tiempo se retiró de la UAG.
Consecución de la presea nacional
Sin lugar a dudas, el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1997, en la rama Artes y Tradiciones populares, cambió la vida y la carrera artística de El Guache del Ancón. Más conciertos, reconocimientos, grabaciones, galardones y homenajes, se sumaron a su historial.
Aún recuerdo aquella mañana del miércoles 17 de diciembre de 1997, cuando en el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos, Ernesto Zedillo, entonces presidente de la República, pronunció un breve discurso en la entrega de estas máximas preseas que reconocen el talento de la comunidad científica, cultural y artística de México.
Las líneas más significativas fueron: “En nombre de todos los mexicanos es para mí motivo de gran emoción hacer un reconocimiento, el mayor que ofrece el Gobierno de la República, a siete artistas, pensadores e investigadores sobresalientes, por su talento, sus conocimientos, su disciplina y su dedicación vitalicia en beneficio de la sociedad. Felicito muy sinceramente, a los maestros Germán List Arzubide y a Arturo Ripstein, a los doctores Rodolfo Stavenhagen, Jesús Adolfo García Sáinz, Baltasar Mena Iniesta y Feliciano Sánchez Sinencio, y al músico Juan Reynoso Portillo, que hoy reciben los Premios Nacionales de Ciencias y Artes correspondientes a 1997”.
Momento histórico para la música tradicional de Tierra Caliente: la entrega del Premio Nacional al virtuoso violinista calentano, Juan Reynoso Portillo, El Guache del Ancón de Santo Domingo, quien a los 85 años de edad se convertía en el primer músico calentano en ser el recipiendario de esta presea; el segundo laureado en la historia de la región calentana (el zirandarense Ignacio Chávez Sánchez la obtuvo en 1961, en la rama Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales) y la séptima presea para el Estado de Guerrero, Artesanos y Artesanas de la laca de Olinalá (1993); Silvestre Tiburcio Noyola Hernández (2001); Cooperativa La Flor de Xochistlahuaca; Francisco Chico Coronel (2007); y el igualteco Guillermo Soberón Acevedo (1980), en la rama Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales.
Para la consecución de la presea nacional fueron muy importantes los trabajos realizados por el entonces Instituto Guerrerense de la Cultura, hoy secretaría de Cultura de Guerrero y el trabajo desplegado por la periodista y promotora cultural norteamericana Lindajoy Fenley, a quien conoció en 1993. Mientras que el primero se avocó a integrar la currícula de Don Juan, la segunda armó toda una estructura logística para resaltar el virtuosismo de este guache calentano.
Quizás la promoción e impulso que Lindajoy le dio a la carrera de Reynoso no tenga antecedentes en la música tradicional de Tierra Caliente y haya poco que comentar. Sin duda, representa uno de los esfuerzos más completos y acabados para promover la vida y obra del maestro, basta mencionar que entorno a su figura, le organizó siete encuentros musicales denominados “Dos Tradiciones” (1997-2003).
Con el premio en la mano y en su carácter de administradora del fondo especial para la promoción y difusión de la obra de Reynoso ante el FONCA, Lindajoy creó y dirigió personalmente la asociación civil “Dos Tradiciones, AC y aprovechó el boom que provocó el galardón. De manera inteligente sumó a su movimiento cultural las casas de cultura de la región calentana, a determinados viejos músicos tradicionales, a algunos promotores y documentalistas, que le permitieron realizar un turismo cultural que iniciaba en Estados Unidos de Norteamérica, hacía escala en la capital del país y concluía en Tierra Caliente, con extensiones en otras entidades. Todo acompañado con programas de radio, edición de una revista cultural, talleres de música y baile, producción discográfica, incluso instituyó una Escuela de Música denominada “Dos Tradiciones, AC”, donde crearon la Cátedra Juan Reynoso, proyecto que hasta donde sé, no se consolidó.
Gracias a Lindajoy, el músico calentano participó en 1996 en el Fiddle Tunes Festival en Port Townsend, Washington, el encuentro tradicional de violinistas tradicionales de Estados Unidos y otros países; asimismo participó en el concierto organizado en el Polyforum Cultural Siqueiros y fue objeto de homenaje en el Museo Nacional de Culturas Populares, a unos meses de recibir el premio nacional.
El círculo cultural iniciado por Lindajoy, lo cerró de manera perfecta Paul Anastasio, el llamado Gringo Calentano, que documentó en audios, video y partitura el trabajo de Don Juan.
Con la muerte del maestro Juan Reynoso, el ciclo de los gringos calentanos terminó, pero se abrieron otros; algunos de ellos promovidos por Conaculta, que a través del Programa de Desarrollo Cultural de Tierra Caliente, armó una serie de eventos en la capital del país. Trabajos que hoy día se han socializado a otros músicos tradicionales.
El mejor homenaje que podemos hacer al maestro acaecido es revalorando su legado y valorando el trabajo de las nuevas generaciones de músicos tradicionales que día con día están brotando a la ribera del río Balsas.
El 24 de junio se cumplió el 101 aniversario del natalicio de Juan Reynoso Portillo, extinto músico y virtuoso violinista nacido un lunes 24 de junio de 1912 y acaecido la madrugada del jueves 18 de enero de 2007, víctima de un padecimiento renal
Juan Reynoso Portillo El Guache del Ancón, extinto músico y virtuoso violinista que recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1007, en la rama Artes y Tradiciones Populares
Publicado en los periódicos:
Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 28 de junio de 2013
Periódico Pueblo Guerrero, 1 de julio de 2013.
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