jueves, 21 de enero de 2010

Beto Bermúdez, cómico, artista y genio musical

Beto Bermúdez, cómico, artista y genio musical
Roberto Ventura Pérez

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I
El miércoles 18 de noviembre se cumplieron trece años de la muerte de Beto Bermúdez, músico, compositor y virtuoso guitarrista calentano, de talla internacional, cuyo legado musical sigue llegando a las nuevas generaciones por la vía de sus más de veinticuatro grabaciones, una de ellas aún inédita, con música de todo el mundo, que abarcaron aproximadamente doscientas cincuentas piezas grabadas, en sus cuarenta años de vida artística.
Beto Bermúdez fue un hijo pródigo de su tierra, un folklorista respetado, que amaba su música, sus géneros. “Mi padre amaba Tierra Caliente, es uno de los hombres más talentosos que haya conocido, una persona que nació con una habilidad para la música, un músico nato, autodidacta, virtuoso de la guitarra, que no estudió música, todo lo hizo de manera rudimentaria, con una forma básica y todas sus habilidades las desarrolló en el camino de la vida, el conocer un instrumento y poderlo desarrollar con métodos propios es algo que actualmente es muy difícil de hacer, solamente la gente con un talento fuera de lo común, fuera de serie, lo llega a desarrollar”, así lo describe Pepe Damián Luna, músico y baterista del grupo pop “Motel”, hijo del internacional guitarrista calentano.
Señala: “Fue amante de su música, de su tierra, de sus géneros, siempre defendió la música guerrerense por sobre toda las cosas, de la misma manera en que tocaba las piezas clásicas, lo hacia con los gustos y sones calentanos. Yo creo que era digno de admiración. En todas sus giras internacionales siempre habló sobre la música guerrerense, defendió sus raíces musicales, fue un vocero de su tierra y su folklor, lo hizo con mucha dignidad, a mucha honra, probablemente por ahí pudiera haber muchos más aplausos por lo que el hizo.”
No es para menos, Alberto Damián Bermúdez, mejor conocido en el medio artístico como Beto Bermúdez, llegó desde temprana edad a la farándula nacional, triunfó y permaneció en el medio del espectáculo por más de cuarenta años. Gracias a su virtuosismo en la guitarra logró llamar la atención de los productores y se ganó a pulso los calificativos que uno a uno fueron colgándose en las marquesinas de las grandes carpas, palenques, teatros y centros nocturnos donde se presentó este artista guerrerense, quien con una nueva propuesta musical rompe las normas musicales de su época, dando un nuevo matiz a las interpretaciones de las canciones románticas, baladas, boleros, rancheras, samba, cumbias, de mariachi, huapangos, jazz, clásicas, joropos venezolano, tangos, música española e italiana, pasos dobles, gustos y sones de Tierra Caliente. Al menos una veintena de calificativos le mereció su virtuosismo, entre ellos la guitarra de oro, la fabulosa guitarra, el mago de la guitarra, hasta The master of the Guitar.
Nacimiento de un artista
Beto Bermúdez nació el 6 de septiembre de 1928 en Zirándaro de los Chávez, Guerrero. Murió la noche del sábado 18 de noviembre de 1996 en Cuernavaca, Morelos, a la edad de sesenta y ocho años cumplidos, víctima del cáncer. Fue velado y llorado por sus deudos toda la noche y el día siguiente en que fue cremado en la funeraria Gayosso de Sullivan. Se le despidió con un largo aplauso, solicitado por Pepe Damián, el menor de sus hijos. La última voluntad del genial guitarrista fue que sus cenizas fueras esparcidas por todo el río Balsas, su querida tierra, donde siempre deseó regresar.
Hoy día, sus cenizas reposan en la iglesia de La Sagrada Familia, en la Delegación Coyoacan, en la Ciudad de México, lejos de Tierra Caliente, la tierra que lo vio nacer, pero cerca de sus hijos y familiares, muy cerca de los corazones y del alma de la gente que lo conoció y reconoció su arte en la ejecución de la primera guitarra eléctrica en México.
Fue hijo de Daniel Damián Valdez, músico, ejecutante del chelo e integrante de la Orquesta de Zirándaro, y Sara Bermúdez Pineda. Tuvo dos hermanos Ublester y Daniel, éste último ya fallecido. Fue pariente en segundo grado de la guaperrima y escultural actriz Fanny Cano, oriunda de Huetamo, Michoacán, la segunda tierra de Beto Bermúdez; además, le unía lazos familiares con la cantante Norma Plata.
En 1955, a los veintisiete años de edad, Beto Bermúdez contrajo nupcias con su compañera de toda la vida Luz María Luna Cerón, a quien cortejó y llevó serenatas con su guitarra eléctrica, procreando siete hijos: Mario Alberto, Marco Antonio, Miguel Ángel, Martha Alicia, María Azucena, Luz María y José Luis, músico de profesión y baterista del famoso grupo Motel.
A los diez años, viaja a la Ciudad de México para iniciar su educación básica en el internado Francisco I. Madero. Cuatro años después había conformado ya el Trío Madero, con el cual participa en el concurso de música infantil “El calcetín eterno”, patrocinado por la fábrica de calcetines del mismo nombre, en la XEW, bajo la conducción de Carlos Amador, obteniendo el primer lugar. Al término del mismo, continua con sus estudios de secundaria en la Escuela Rafael Dondé, donde sigue pegado a la guitarra.
Al finalizar, se inscribe en el Conservatorio Nacional de Música en la carrera de concertista en guitarra, sin embargo su Mamá Sara y los hermanos de su Papá se opusieron a que siguiera ese camino, para ese tiempo su padre había fallecido. El pequeño Beto crecía sin la sombra paterna. “Va a ser un borracho si estudia música –recuerda que le dijeron-. En algunas entrevistas –entre ellas la sostenida con el afamado compositor Luis Demetrio, en su programa radial La Casa de Luis Demetrio, que se grababa en Cuernavaca, Morelos, pero que se transmitía en Estados Unidos de Norteamérica-, recordaba que lo sacaron del Conservatorio con unos lagrimones, “porque era el mejor alumno, y me mandaron a una escuela de agricultura de Michoacán, porque querían que yo fuera ingeniero agrónomo, imagínense, y yo queriendo tocar Granada y Silverio Pérez. Como que no funcionaba.”
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II
La guitarra de oro
Con un repertorio conformado por más de mil canciones, que iban desde música mexicana, francesa, argentina, italiana, española, americana, clásica, jazz, folklórica, entre otros géneros, Beto Bermúdez recorrió todo el sur de la unión americana, México y sudamérica, actuando en grandes escenarios como la Carpa Libertad, la Feria de la Carcajada, Carpa México, Teatro Blanquita, El Patio, Los Globos, Teatro Jorge Negrete, Teatro Ríos, Teatro Lírico, los Hoteles Hilton, El Zorro, El Capri, Teatro Iris, y en el propio Palacio de Bellas Artes, alternando con grandes figuras como Celia Cruz, Lucha Moreno, Trío Ernie Coleman, Delia Magaña, Carlos, Neto y Titino, Gloria Lasso, Toña La Negra, José Alfredo Jiménez, La India María, Tadeo Arredondo, Mariachi de Pepe Villa, Luis Demetrio (compositor de canciones como El Día, La noche, la puerta, entre otras), Ana Berta Lepe, Darvelio Arredondo, Fernando Rosas, Julio Alemán, Carmen Salinas, Beto el Boticario, Sergio Ramos “El Comanche”, Gerardo Reyes, Guillermo Alvarado “Condorito” (concuño de Bermúdez), Manolín y Shilinsky, Regulo y Madaleno, Palillo, las Kukaras, Joaquín García “Borolas”, Raul Martínez, Antonio Espino “Clavillazo”, Rodolfo Acosta, Los Tres Caballeros, de Chamín Correa, Ángel Jalili, Roberto Cantoral, Viruta y Capulina, los Xochimilcas, Kilo y Karlo, Ray Anthony, Louis Amnstrong, Harry James, entre muchos otros.
Santana alucinaba escuchando a Bermúdez
¿Cuál sería la diferencia entre Bermúdez y otros guitarristas como Carlos Santana? Pregunto a bote pronto a Pepe Damián. Me observa y responde: “de entrada, la diferencia es de una brecha generacional. A pesar de ser guerrerense, a pesar de tocar su folklor, hay gente que asegura que él fue el primero que tuvo una guitarra eléctrica en México. Me llegó un mensaje de mi hermano Marco Antonio donde dice, “conocí en Altamirano –estado de Guerrero- a un viejo bohemio, amigo de mi Papá que confirma que Carlos Santana alucinaba escuchando a Beto Bermúdez en el Flamingo de Tijuana, aproximadamente en 1965”.
La comicidad y el celuloide
Mario Alberto Damián, el primogénito del gran guitarrista, rememora que su padre fue el primer artista que personificó al mariachi loco. La idea fue de Carlos Font, tío de Kilo y Karlo, le propusieron a Beto Bermúdez que cambiara su personalidad de músico más o menos serio, por la de “Mariachi loco”. La transformación no fue difícil, decía Bermúdez “pues no me faltaba ni lo de mariachi, ni lo de loco; lo único que me faltaba era la vestimenta, que consistía en una chaqueta y unos pantalones de mariachi, un sombrero enorme, un paliacate rojo para el cuello, huaraches, una pistola fajada con las cachas al revés, además de unos bigotes ralos que me pintaban y listo, ese era el mariachi loco. Mientras tocaba la orquesta del cabaret, el son de la negra, yo aparecía con una vihuela de mariachi acompañado; de pronto los músicos empezaban a tocar parte de la rapsodia húngara número dos de Liszt, quedando todo apendejado, de pronto, salía corriendo volviendo a entrar con mi guitarra eléctrica, tocando la parte más difícil de la rapsodia y es donde ellos terminaban acompañándome, viniéndose la ovación del público”.
Sobre esta misma línea de la comicidad, Beto Bermúdez hizo show cómico musical con el primer actor Joaquín García “Borolas”, famoso por su papel en el programa de La Criada bien criada.
Asimismo, Beto Bermúdez musicalizó cintas como: Espaldas Mojadas, estelarizada por David Silva y Stela Inda; Ensayo de un crimen, con Ernesto Alonso y Miroslava, y dirigida por Luis Buñuel; El Coyote emplumado, con la india María (María Elena Velasco), filmada en el puerto de Acapulco; La vida cambia, a lado de Meche Carreño, y dirigida por Valentín Rimpstein; Los hermanos Centellas y El Forastero vengador.
El deceso
El mismo año en que falleció, el sensacional guitarrista hizo su última grabación al lado de Arturo Borja “El Sureño”, donde incluyó doce canciones de música tradicional del estado de Guerrero. Además, de dejar una última grabación inédita. También en ese tiempo terminó de escribir sus memorias sobre su vida artística. Memorias que ya se ha dicho serán publicadas. Presentía su muerte. Pudo despedirse de su esposa Luz María, su compañera de toda la vida, de su hermano Ublester, su primo hermano Garibaldi Bermúdez y Opalina Bermúdez, Elizabeth Damián, sus hijos, principalmente de su primogénito Mario Alberto con quien se reconcilió y lloró, recordando a sus abuelos y a su Mamá.
En sus últimos minutos, agarró su inseparable guitarra y comenzó a tocar, su vida comenzó a extinguirse, la vida se le iba. Tras unos momentos de despedirse de su instrumento de cuerdas, Beto Bermúdez comenzó a sentirse mal. Murió tocando, abrazado de su guitarra Fender que siempre lo acompañó, la que la vio triunfar, caer en la bohemia y resucitar como el ave fénix, en toda su sobriedad. El genio de la guitarra eléctrica dejó de existir. El tañido de la guitarra de oro se apagó, tal vez también lloró de dolor por el funeral. Muere con un rostro de tranquilidad, a lado de su familia y amigos.

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