sábado, 2 de octubre de 2010
Filiberto Salmerón, columna histórica de la tradición musical de Tierra Caliente
Por ROBERTO Ventura Pérez
En los primero veinte días del mes de diciembre venidero, se cumplirán 105 del natalicio de don Filiberto Salmerón Apolinar, músico, compositor y virtuoso violinista, nacido en el municipio de Tlapehuala, una comuna perteneciente a la región de Tierra Caliente, estado de Guerrero. El maestro nació el 20 de diciembre de 1905 y murió el 7 de mayo de 1998. Sus padres fueron Alberto Salmerón, otro gran filarmónico calentano y María de los Ángeles Apolinar.
A los cinco años de edad, en plena polvareda levantada por el movimiento revolucionario mexicano de 1910, comienza su afición por la música, influencia de su papá y sus afamados tíos, quienes ya traían una gran tradición a cuesta. Su amor a la música le dejó muy poco tiempo para disfrutar los juegos infantiles, recordaba el maestro en sus memorias. Además, en tono de queja señalaba que los niños de la época actual, ya no los veía divertirse con juegos como: Que se riegue la cebolla, pico manduríco, Doña Blanca, la matatena, Emiliano no está aquí, el pelénche, gurrión, burrión, naranja dulce, los encantados, la timba, los juegos de los huesitos o caporales.
Para 1915, con tan sólo diez años de edad, el guache Filiberto (a quien se le otorgó la cortesía de ser primer violín) ya forma parte del grupo de música tradicional, conformada por su tío y maestro J. Isaías Salmerón (violín segundo), Jesús Salmerón (guitarra séptima), Alberto Salmerón (guitarra panzona) y Feliciano Merlán (tamborita), relación musical que se extiende hasta 1927, tiempo suficiente para conocer la geografía de la Tierra Caliente, del estado de Guerrero, Michoacán y Estado de México, además de aprender el repertorio de composiciones del “Chicharito”, como también se le conocía al Maestro Isaías.
A sus veintidós años, y tras su salida del conjunto de cuerdas que dirigía su tío, el maestro Filiberto conforma su propia agrupación y comienza su propio camino, a lado de su papá don Alberto. En la legua musical calentana convivió y tocó con grandes músicos como Juan Reynoso Portillo, Bardomiano Flores, Arturo Villela, Hilario Salgado, Alfonso Salgado, Zacarías Salmerón, los hermanos Mondragón, Miguel Huerta, entre otros.
De la mano de los entonces gobernadores de Guerrero: General Baltasar R. Leyva Mancilla y Raymundo Abarca Alarcón, el glorioso violinista se dio el lujo de tocar su música calentana por tres ocasiones en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. En los conciertos, siempre fue acompañado por los gobernantes en turno y funcionarios del gobierno del estado, entre los que siempre sobresalieron los entonces jóvenes políticos: Alejandro Cervantes Delgado, Alejandro Gómez Maganda y Caritino Maldonado Pérez, quienes tiempo después siendo ya estos gobernantes lo llevarían a realizar diversas presentaciones a la ciudad de Chilpancingo.
El maestro Salmerón también realizó presentaciones en el canal 4 de Televisa; en la renombrada Feria de San Marcos, en el estado de Aguascalientes; ofreció conciertos en Radio UNAM y recorrió también la Radio y Televisión de otros estados del país. Su música se sigue tocando en diversas estaciones de radio del territorio nacional y en muchos escenarios importantes. Con su música, se presentó en Acapulco, Chilpancingo y en todos los municipios de Tierra Caliente de Guerrero, Michoacán y Estado de México.
Grabaciones
Heredó un enorme archivo de memorias, partituras, vivencias, relatos, convivencias con músicos, enfrentamientos musicales y un monumental acervo de canciones, composiciones de toda su dinastía Salmerón; además, dejó el resguardo de su más de medio centenar de composiciones, entre gustos, sones, valses, marchas, pasos dobles, foxes, piezas fúnebres, corridos y jarabe calentano, como una muestra de sus creaciones, del poderío de sus manos en el arco y el violín. Grabó ocho discos de larga duración: Música y Canciones de Michoacán (1971); Saludos Guerrerenses (1975); Canciones, Sones y Gustos (1976); Valses, Marchas, Pasos Dobles, Sones y Polkas (1977); Arturo Villela con Filiberto Salmerón y su Grupo (1977); Filiberto Salmerón y su Conjunto, volumen dos (1983); Filiberto Salmerón y su Conjunto (1983); y Filiberto Salmerón y su Conjunto, Éxitos Calentanos (1992). En cuatro de esas grabaciones lo acompañaron sus hijos.
En noviembre de 2008, se puso en circulación la segunda edición del CD Filiberto Salmerón y su Grupo. Música Regional de la Tierra Caliente del Estado de Guerrero. Además, se ha anunciado que a principios del año entrante saldrá al mercado una nueva grabación discográfica con gustos y sones inéditos grabados por el desaparecido maestro.
Sus gustos y sones forman parte de diversas compilaciones nacionales: Músicos y Cantores de Guerrero, editado por el Instituto Politécnico Nacional; El Son Mexicano, Volumen dos, grabaciones de campo de Thomas Stanford; Sones y Gustos de la Tierra Caliente de Guerrero, editado por el INAH, y No para Siempre, producido por la Escuela Nacional de Música de la UNAM. Además, sus canciones son tocadas por grupos de cuerdas: Tierra Caliente, Yerbabuena, PsiqueSon, Conjunto Ajuchitlán, Conjunto Regional Calentano y Los Salmerón.
En grabaciones de campo, Don Filiberto dejó registrado una gran cantidad de piezas inéditas compuestas por el maestro J. Isaías Salmerón, entre ellas un vals que sirvió para musicalizar dos películas nacionales: Chucho el Roto (1970), y El inolvidable Chucho el Roto (1971), y una marcha incluida en una cinta donde actúa la exuberante actriz michoacana Lilia Prado.
Además, legó sus memorias publicadas en 2008 bajo el título de “La música tradicional mexicana en Tierra Caliente. Una mirada de Filiberto Salmerón a la vida y obra del genio de la música de Tierra Caliente J. Isaías Salmerón”, donde ofrece su testimonio sobre la obra sinfónica de esta renombrada familia musical.
Profeta en su tierra
Su prestigio le ha permitido que los organizadores del anual Concurso Estatal de Gustos y Sones J. Isaías Salmerón, organizado en Tlapehuala, hayan instituido entregar el Premio Filiberto Salmerón a los ganadores del certamen. Aunado a lo anterior, desde diciembre de 2008, el mercado municipal de su tierra lleva el nombre de “Filiberto Salmerón Apolinar”, como un reconocimiento a la grandeza de este músico, compositor y violinista calentano que supo llevar en alto el nombre de Tierra Caliente. Asimismo, en honor a su memoria y a la de sus ancestros, se ha instituido el homenaje Una Tradición, Siete Generaciones, un evento musical anual que se realiza en el mes de diciembre.
Don Fili forma parte muy importante de una gran escuela de músicos y violinistas calentanos, educada por el genial J. Isaías Salmerón, el titán de la tradición sonora, entre cuyos discípulos se destaca a los excelsos Juan Reynoso Portillo (el paganini de Tierra Caliente y Premio Nacional de Ciencias y Artes 2007), Bardomiano Flores Frías “El Bravito”, y Zacarías Salmerón Daza, el único músico que queda vivo de esa camada de artistas ejemplares.
Es por eso que el desaparecido investigador René Villanueva afirma que, si bien nadie discute la estatura del extinto violinista Juan Reynoso, se muestra en Filiberto Salmerón a otro artista no menos grande del violín calentano, cuyo arte y maestría fluyen copla tras copla.
Gracias a Filiberto Salmerón, gran parte de la música de Tierra Caliente se reconoce en el mundo. Su labor para empautar los ritmos cadenciosos de la región está a la vista: un catálogo de partituras donde se registraron los casi doscientos años de su sonoridad.
Publicado en:
Despertar del Sur, 27 de septiembre de 2010.
Periódico Pueblo de Guerrero, 20 de septiembre de 2010
Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 01 de octubre de 2010
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