Conaculta apoya 43 encuentros, sin embargo no hay estudios sobre el impacto de estos eventos para la lectura
Martes 07 de febrero de 2012 Yanet Aguilar Sosa | El Universal
No existe un censo que contabilice las ferias del libro que se realizan en México; no hay datos sobre ellas en la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales, ni en el Atlas de Infraestructura y Patrimonio Cultural de México, ambos realizados por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) en 2010.
Acaso se sabe que a lo largo y ancho del país se realizan decenas de ferias, desde internacionales, nacionales, universitarias, estatales, municipales y hasta delegacionales, con apoyo de gobiernos, instituciones culturales y la iniciativa privada o sólo por interés de libreros y editores.
Tan sólo la Dirección de promoción editorial y fomento a la lectura de la Dirección de Publicaciones reporta que Conaculta apoya aproximadamente 43 ferias nacionales, entre ellas varias municipales y otras tantas internacionales, como las que tienen lugar en Guadalajara y Monterrey, o las del Libro Infantil y Juvenil y la del Palacio de Minería.
Aunque no existe un instrumento de medición, ni datos que tras un diagnóstico den cuenta del impacto que tienen estas ferias entre la población, para editores, libreros e instituciones culturales es un hecho que estos encuentros son una herramienta más, y para público más diverso, en el trabajo de fomento a la lectura.
Cada año surgen más ferias, en este 2012, en marzo, al menos dos nuevas nacen en busca de lectores y con el objetivo de promover el libro:
Juchitán, Oaxaca, cuna de poetas y artistas, entre ellos Francisco Toledo, ya organiza su primera feria del libro. En tanto que Mérida realizará su primera Feria Internacional de la Lectura de Yucatán, del 9 al 15 marzo de 2012, en el Centro de Convenciones Siglo XXI, que entre sus actividades tiene planeadas tres mesas redondas: de moneros: Rius, Trino y Jis; fomento a la lectura, con las participaciones de Felipe Garrido y Juan Domingo Argüelles, y libro y lectura infantil, donde estará el escritor y editor Daniel Goldín.
Esas ferias que buscan impactar a su población y se empeñan en poner el libro al alcance de otros públicos tienen su contraparte en las ferias más añejas, entre las que se cuentan las de Aguascalientes (43 años), Oaxaca (30 años) y Minería (33 años), con la que arranca el año del circuito de ferias y este 2012 se realizará del 22 de febrero al 5 de marzo.
Se necesitan más en todo el país
Aunque son instrumentos de promoción de la lectura, también son eventos que se deben sanear. Muchos de los libros que se venden en ferias pequeñas, que no cuentan con apoyos de Conaculta o de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), son apócrifos o bien, dichas ferias son eventos de todo tipo mas no de libros.
Claudia Reyes, directora de promoción editorial y fomento a la lectura de la Dirección de Publicaciones, dice que Conaculta apoya aproximadamente 43 ferias nacionales, aunque son de cinco a ocho en las que por año se trabaja con mayor empeño y recursos, con el fin de que ese circuito se fortalezca y se vaya saneando.
Noe Villaseñor, director de Onmiprom, institución dedicada al estudio y promoción del libro, reconoce que no hay estudios ni censos que muestren el impacto de las ferias del libro y cita el informe de Conaculta sobre Hábitos de lectura y oferta cultural, pero es funcional al mostrar que aún en materia de librerías dan cuenta de las carencias que hay en México.
“Sólo 4% de los municipios del país tienen una librería y de ese 4% casi todas las librerías están establecidas en las capitales de los estados; esa cifra que muestra que no hay presencia de libros en todo el país, es muy semejante al hablar de ferias que se organizan casi siempre en las capitales de los estados”, señala el librero con 27 años de experiencia.
Villaseñor dice que lo que existen son muchos “ferieros” -llama así a la gente que va por los municipios con una carpa, solicitan permisos a las autoridades y venden libros que compran en la ciudad de México-, sean de línea o saldos; dice que ese tipo de ventas ni se registra y tampoco se cuantifica.
Fomento a la cultura
Claudia Reyes dice que las ferias son parte de los esfuerzos complementarios en el fomento a la lectura. “Una feria por sí sola, una sala de lectura por sí sola o una librería por sí sola tienen un impacto menor que si evaluas el impacto en una ciudad que realiza una feria, tiene una sala de lectura y además tienen librerías”.
La funcionaria que además es la directora de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil dice que todos los esfuerzos se van sumando aunque las iniciativas están dirigidas por diferentes direcciones, instituciones o asociaciones civiles.
“Muchas ferias se hacen en espacio público, por eso llevar a esos espacio públicos una oferta de cultural de calidad es importante, porque la ciudadanía va reconociendo esos espacios públicos a través de actividades culturales de calidad que se van acostumbrando a consumir. Por eso debe ser visto como una cadena, no como actividades independientes”, dice.
Para Villaseñor las ferias sí son instrumento de fomento a la lectura: “Asisten personas que normalmente no entran a librerías, muchos de distintas edades se enfrentan por primera vez al libro en las ferias”.
Asegura que cuando los jóvenes, los adultos y los niños que no se han enfrentado a los libros encuentran la oferta de las ferias, seguramente en uno se quedará el gusano de leer, se siembra la semilla, pues en las ferias hay distintas actividades para acercar a los niños a la lectura.
Cada año, Conaculta abre en los últimos meses un periodo para la recepción de solicitudes para apoyo a ferias. Estados, municipios o asociaciones civiles deben escribir una carta solicitando apoyo, que va desde estantería, recursos para impresos, carteles, talleristas o incluso ponerlos en contacto y apoyar el desplazamiento de autores; en contraparte, Conaculta pone un stand para exhibir y vender los libros de su catálogo.
De las ocho ferias que este año recibirán el apoyo especial de Conaculta, destacan la de Chihuhua, que está dirigida al público infantil y juvenil; también dos ferias en Xalapa: la infantil y la Internacional de Libro Universitario; la de Campeche, la Internacional de Monterrey, así como la de Mérida y de Juchitán, que se realizan por vez primera.
Reyes afirma que Conaculta tiene estadísticas del libro y de la lectura en México a partir de los reportes que las ferias que apoyan deben entregar; sin embargo sólo se reportan cifras de ventas y asistentes, pero falta saber qué compra la gente, cómo participa y cómo consume libros.
“Hay que saber leer los números, si haces lecturas cruzadas de ciertas estadísticas puedes tener resultados más efectivos que si sólo ves que a una feria entraron cien mil personas, porque eso no quiere decir que la feria sea exitosa, sólo quiere decir que entraron cien mil personas. Ahora habría que ver cuántos libros compraron esas cien mil personas y luego pensar en otro número que te dé un resultado si es cierto que los libros que compras los lees”, señala.
miércoles, 8 de febrero de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario