SÁBADO 29 DE ENERO DE 2011 11:46 JESÚS PINTOR ALEGRE
Tlapehuela, Gro., 28-01-11.- Con la muerte del violinista Zacarías Salmerón Daza, se ha roto la hebra sensible vital de la población pues “se puede decir de un Tlapehuala con Zacarías y, otro Tlapehuala sin Zacarías; se ha fracturado la cultura tradicional”, dijo el pintor y guitarrista, Andrés Jaimes Sánchez.
En ese vacío, el artista recordó que Zacarías Salmerón parecía un niño, pero en realidad era un gran exponente de la vieja guardia. Aún agonizando tarareaba canciones, como la pieza La Modelo del Pintor. Un hombre que deja un vacío imposible de llenar.
Jaimes Sánchez dijo que antes de morir les recomendó a su hija Zoila, una mujer también entrada en años, y recordó el maestro sus idas a la ciudad de México, a Tecalitlán, “estuvo como regresando un casete de su vida”.
Por unos ocho o nueve años “conviví con él casi a diario, entonces todas las vivencias que tuvo con Isaías Salmerón, Juan Reynoso, Filiberto Bardomiano, todas esas anécdotas las captamos en video, todos sus sueños. Y esperamos compartirlas”.
Con Zacarías se “me murió un amigo y de toda mi familia. Y si le entré a la música sin serlo, fue por acompañar a mi amigo Zacarías. Me emocionaba estar con una persona de esa talla, con esa trayectoria”.
También lamentó que sus hijos y nietos no hayan podido aprender de él, como sí pasó con otros artistas, como Bardomiano Flores, Juan Reynoso, Rigoberto Salmerón, Ángel Tavira, entre otros. El caso de Zacarías Salmerón es excepcional. “Son cosas que pasan, algo inexplicable”.
En realidad, quiso admitir también, los “gringos calentanos” fueron una pieza importante para que los artistas calentanos fueran proyectados a nivel internacional, se llevaron la música para aprender. A pesar de que Zacarías murió relegado, dijo Jaimes Sánchez, hubo instituciones que le reconocieron de última hora como Conaculta y el IGC.
Pero su muerte fue indigna de un hombre de la talla de Salmerón Daza, un hombre admirado, quien recibía visitas de gente que buscaba tomarse la foto y escucharlo tocar, ahora queda Leandro Chávez “El Palillo”, es el último “digamos, músico tradicional, digamos que es el que queda, es de la camada que realmente se forjó en la música tradicional en toda la extensión de la palabra”.
Lo de ahora es folclor y espectáculo, dejó de ser la vida musical legítima, se lamentó el pintor. Andrés Jaimes recuerda también que la muerte de don Zacarías fue sin dolor, sólo se sentía cansado pero muy lúcido, y también dijo que se preparan para acompañarlo en la marcha fúnebre con música.
“Una vez nos contó del Padre Amado García que quiso mucho a don Zacarías, cuando murió le dijo que allá en el cielo le iba a apartar un lugarcito para que estuviera tocando, y como en cotorreo antier (miércoles) le dije ‘don Zacarías, cuando llegue al cielo y si lo invitan los ángeles a tocar, por favor no vaya a meter la pata y pendejee a todo mundo”.
También pidió que lo enterraran con su primera esposa, doña Josefa Navarro Ortiz. “Estoy tranquilo y feliz por haber tenido un amigo como él. De él se me queda grabada su condición humana, algunos son vanidosos porque saben lo que valen, pero en el fondo Zacarías era una persona extraordinaria. Duele mucho, pero al rato ya nos juntamos”.
Las promotoras culturales Linda Joyce y Ana Zarina, “le compraron algo de música, le dieron simbólicamente 10 mil pesos de temas suyos y no. En realidad esas partituras las corrigió Paul Anastasio, que es un músico profesional, las escribió y se las mando a don Zacarías. Y esas se mostraron allá y le dieron un apoyo económico de 10 mil pesos y un recurso parecido por su participación en el encuentro de músicos de Tierra Caliente”.
Como hermanos de arte, dijo, van a hacer todo lo humanamente posible para que Zacarías Salmerón trascienda más allá de su muerte. Que es lo que al menos se merece, encerró.
El Debate de los Calentanos, 29 de enero de 2011
domingo, 30 de enero de 2011
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