lunes, 29 de abril de 2013

Rufo Ruiz Blancas: adiós al torbellino de Tierra Caliente

Músico hecho en los caminos y veredas de terracería, miembro de una centenaria dinastía de filarmónicos y cantores de la tradición lírica de Tierra Caliente, lo fue el Maestro Rufo Ruiz Blancas, quien hace unos meses murió a la edad de 85 años, en su domicilio ubicado en la comunidad de San Juan Mina, perteneciente al municipio de Tlapehuala.
 
Don Rufo nace un miércoles 28 de noviembre de 1928 y fallece el domingo 20 de enero de 2013 a causa de problemas hepáticos, sus amigos y familiares lo acompañaron en el funeral y hasta la última morada: el panteón de su comunidad. Atrás quedaron las grandes tandas de aplausos que se ganó a pulso con su música y su interpretación de la canción calentana. A los veintidós años contrajo matrimonio con su viuda, la señora Constanza Medina Espiridión, la compañera de toda la vida, con quien procreó diez hijos: Alfredo, María Cristina, Melania, Nicolás, Ángel, Cirilo, Priscila, Aureliano, Pedro (+) y Eliza.
 
El Maestro Rufo fue hijo del también músico tradicional Martín Ruiz Luciano y Juana Blancas Salvador, nieto de Nicanor Ruiz Carlos “Tío Nica”, este último filarmónico conocido y reconocido como uno de los últimos ejecutantes de la “Chirimía”, instrumento prehispánico que se encuentra bajo el resguardo de su bisnieto Alfredo Ruiz Medina.
 
A lado de la banda de aliento que dirigía su padre Martín Ruiz Luciano, don Rufo al igual que sus hermanos Juan y Hospicio (+), recorrió diversos poblados de los municipios de Tierra Caliente de Guerrero, Michoacán y Estado de México, amenizando festejos familiares y públicos como bodas, fiestas patronales, bautizos, corridas de toros, novenas, cabildos, chicoteras, velaciones de santos, velorios fúnebres, procesiones, eventos políticos, cumpleaños, etcétera, interpretando música tradicional como gustos, sones, rancheras, boleros y hasta las melodías de moda.
 
Por otra parte, tuvo el privilegio de ser integrante de las bandas de aliento de grandes músicos tradicionales de Tierra Caliente, entre ellos la de Filiberto Salmerón Apolinar, Ezequiel Salmerón Blancas, Albano Pérez Marcelino, José Blancas Calderón, los hermanos J. Jesús y Plutarco Ignacio Rivera, Humberto Huerta Medina, Santos Pérez Benítez y Pedro Medina Espiridión.
 
Con el paso de los años, organizó y dirigió su propia banda regional, logrando el reconocimiento de los calentanos, quienes le apodaban “el torbellino de Tierra Caliente”. El Maestro se caracterizó por su habilidad para redoblar los instrumentos de percusión como la tambora, la caja (redoblante) y por su armoniosa voz que siempre complació a su público con canciones como “Creí”, “Quinto patio”, “Amor ciego”, “amor del bueno”, “sentencia”, “prieta linda”, “el herradero”, “el sauce y la palma”, “dos palomos al volar”, entre muchas otras.
 
A la par de su trabajo como músico y cantor, don Rufo aprendió a cultivar la tierra y a cortar el pelo a los guachitos y a los adultos que requerían sus servicios, oficio que ejerció al aire libre en la calle Heroico Colegio Militar de la cabecera municipal de Tlapehuala.
 
Pocos fueron los reconocimientos públicos que recibió en vida Don Rufo Ruiz Blancas. Dos de los más relevantes fueron los otorgado por el Grupo Los Salmerón el 27 de diciembre de 2009, en el marco de “Una Tradición, Tres Generaciones”, un evento donde se rinde homenaje a nonagenarios músicos calentanos y el realizado en el año de 2011, donde el presidente municipal de su municipio reconoció su trayectoria artística.
 
Con su deceso, se pierde uno de los mejores exponentes de la música tlapehualense, uno de los más distinguidos miembros de la vieja generación de filarmónicos, de los que hicieron historia en la música tradicional calentana y en el género de las bandas de aliento.
 
Es una pena que aquellos músicos que lograron arraigarse desde el inicio del siglo XX en toda la Tierra Caliente, se estén extinguiendo, prácticamente en el anonimato.
 
Por ROBERTO Ventura
Tlapehuala, Gro.
 
Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 26 de abril de 2013
 

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