viernes, 16 de julio de 2010

Gilda Cortés Ramírez, Cantante

COSMOS

Por: Héctor Contreras Organista


Gilda, pertenece al famoso grupo artístico “La Familia Musical”. Aquella que a mediados del siglo pasado formó en Chilpancingo con sus hijos el valioso y apreciado Maestro Músico terracalentano don Juan Cortés Ortiz, padre del brillantísimo músico don Abercio Cortés Ramírez, director de la Orquesta “Educación”, siendo don Abercio uno de los pilares musicales de Guerrero y quien sigue haciendo las delicias de sus oyentes, como sucedió hace unos días cuando vino a Chilpancingo con Juan, su famoso hermano guitarrista, y su hermana menor: Gilda, conocida así artísticamente.

Su visita a la capital del estado de Guerrero obedeció a que fue el cumpleaños del estimado y muy entusiasta maestro don Martín Ortiz Valle, hijo de aquel revolucionario y periodista, combativo campesino de tierra caliente y hombre de letras que fue don Herminio Ortiz Chamú, quien para Diario de Guerrero escribía hace años su columna “Removiendo Escombros”, que firmaba con el pseudónimo de “Exterminio”, sustituyendo así su nombre de Pila: Herminio. El Periodista Ortiz Chamú fue de una trayectoria tan relevante que alguna vez fue entrevistado para la primera plana de Excélsior, por un gigante de la comunicación: Manuel Mejido quien vino a Chilpancingo sólo a eso, a entrevistar al buen viejo Chamú.

Esta vez, lo que inició como una comida de festejo cumpleañero en honor de Martín, culminó como una velada extraordinaria, romántica y bohemia hasta el amanecer del día siguiente. Abercio al violín y Juan a la guitarra, interpretando mucho de nuestra música guerrerense, y luego las de Álvaro Carrillo, Agustín Lara, Luis Arcaraz y aquellas canciones clásicas de tríos famosos que fueron muy populares, desde “Toda una vida”, de los Tecolines hasta “Cuando ya no me quieras”, de los Hermanos Martínez Gil. Y de pronto, al atardecer que llega a casa de la familia de Martín Ortiz nuestra amiga Gil, amiga de toda la vida con quien siendo chamacos y junto con sus hermanos jugamos y corrimos por aquel viejo jardín del Barrio de San Mateo. Con ella y con Rosy, su hermana comenzamos una amistad que se ha conservado por toda la vida.

En aquellos años cincuenta y sesenta, como muchas otras, la familia Cortés tenía, obligadamente que buscar otros horizontes y superación en diversos lugares. Y fue así como Abercio y Juan, principalmente, anduvieron fuera de México durante años, trabajando en travesías de trasatlánticos, tocando música de todo tipo para auditorios exigentes lo mismo en el Caribe que en las costas de Italia, en el Mar Tirreno así como en otro muchos puntos de Europa. Pero eso no es noticia, porque si algo le sobra a la Familia Musical es arte, y no del bueno, sino del excelso. Su calidad es de sobra conocida y por lo mismo, garantizada.

Hacía mucho que no platicábamos “de aquellos tiempos” con Gilda, la simpática trigueñita inquieta, prototipo de la travesura juvenil del barrio de San Mateo y quien años después, en materia educativa conquistaría importantes espacios, para alimentar el orgullo guerrerense, en diversas instituciones del DF, desde la SEP hasta el IMSS. Esta vez la vimos actuar, la escuchamos cantar como lo que es: una profesional, teniendo al lado a sus famosos hermanos artistas, plenos de experiencia y deseosos de acompañarla en su canto.

Y así, sin preámbulos del entrevistador típico, le preguntamos:

-Hay una canción que te hizo llorar, ¿por qué?

“La canción que me escuchaste cantar en el cumpleaños de mi primo Martín Lucino Ortiz es una canción de esas viejas, románticas que yo escuchaba en mi niñez. Cuando la canto lloro. Su título es ´Rumbo Perdido´. Me trae recuerdos de mi niñez, cuando yo tenía toda mi familia, a mis padres y a mis nueve hermanos, y conmigo ya éramos diez. Ese el motivo que me hace llorar.

-¿Me puedes dictar la letra?

“Mejor te la canto y te la vuelvo a dedicar, Héctor”.

-Gracias, Gil, adelante, por favor…

Sé que te vas por un rumbo perdido,
Ave fugas que abandonas el nido,
ya no tendrás el calor de mis besos,
nunca podrás encontrar un cariño mejor.

Algo quizá te hablará de un olvido,
y has de querer retornar a mi nido,
ya no podrás encontrar un recuerdo, no,
porque mi amor y tu amor ya su rumbo perdió”.

-Muchas gracias, la cantas con mucha emoción…

“Me cuesta mucho dominarme, Héctor, mucho, porque ahora es muy triste haber perdido a mis padres y parte de mis hermanos”.

-Te agradezco que me la dedicaste ante los invitados, en un momento de mucha sensibilidad, y lloraste.

“Sí, Héctor, porque tú también formas parte de mi vida, todo Chilpancingo es toda mi vida. Esos momentos de nuestra infancia y de nuestra juventud no se olvidan. Éramos damas y chambelanes, desde los quince años de nosotros, los contemporáneos y eso me hace feliz al recordarlo. Y al verte a ti recorrí toda mi vida en que tú sabes, la vida de estudiante y adolescencia es la más feliz. Vives amparado por tus padres, vives querido por tus familiares y amistades, vives sin problemas, entonces para mí no hay otra época mejor que la de la juventud”.

Con nuestra generosa amiga Gil, recordamos la casa donde vivieron en las calles de Abasolo, después en el barrio de San Mateo, y luego, muchos detalles. Amigas, amigos de la infancia que de pronto y sin pensar nos volvemos a encontrar en el camino de la vida, de periodistas, de artistas y paisanos… “Sé que te vas por un rumbo perdido, ave fugas que abandonas el nido, ya no tendrás el calor de mis besos, nunca podrás encontrar un cariño mejor”… ¿O sí?

Diario de Guerrero, 16 de julio de 2010

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