miércoles, 28 de julio de 2010

Rescata sanluquense la tradición de hacer versos


Escrito por Ángel Ramírez Ortuño

HUETAMO, MICH. Ingeniero geólogo de profesión, músico y trovador por afición y médico acupunturista por necesidad, es lo que encierra la rara personalidad de Ángel Huipio Santibáñez, originario de San Lucas pero avecindado en Huetamo, donde recorre la legua de todos los fandangos, eventos culturales y tertulias musicales en donde por su creatividad, afición y sentido bohemio destaca junto a su guitarra y canciones de la vieja guardia.

Con todo ese bagaje cultural en las alforjas de Huipio Santibáñez, en fecha reciente fue invitado por autoridades culturales del estado de Guerrero para llevar un curso taller a pueblos vecinos de la comarca del Balsas, en especial a muchachos de primaria y secundaria que se interesen en las disciplinas de la guitarra, el violín, la tamborita y la versificación popular, una de las más ricas vetas de la cultura regionalista calentana.

En el caso de la versificación, señala Ángel Huipio, se trata de una de las más viejas tradiciones orales que se mantiene en el gusto del pueblo, y donde al compás de la música salta el bailador, que en este caso es el zapateador, que con destreza ejecuta sobre una tabla los ritmos de un son o de un gusto, y mientras que el versificador lanza al aire un verso: “Adiós, Parancio lucido/ de que te sirve el corral/ teniendo queso partido/ estás comiendo con sal”.

Otro verso satírico dice: “ay, mujeres ahí lo traen/ lo que no quieren es darlo/ nomás se sientan en él/ y es puro martirizarlo”, y otro: “Me gusta Pachita y Juana/ también la hija de Guillermo/ pero más me gusta Chepa/ porque esa se resuelve luego/ cuando ella se pone bizca/ yo ya me estoy poniendo ciego”.

Y este otro: “Ay, Chihuahua, cuánto apache/ y en Huetamo cuanto arriero/ y allá arriba de Toluca / cuanto cabròn huacalero”.

Despertar del Sur, 28 de julio de 2010

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