domingo, 30 de enero de 2011

Recuerdos del maestro Salmerón Daza

SÁBADO 29 DE ENERO DE 2011 11:47 JESÚS PINTOR ALEGRE


Tlapehuala, Gro., 28-01-11.- Zacarías Salmerón Daza ha muerto. Esa fue la noticia de ayer, y de pronto, frente a su féretro, asaltan los recuerdos. En una plática sostenida a finales del mes de mayo del 2008, marcó su valía y la huella indeleble de su presencia, aunque siempre le acompañó la soledad, casi como una parte de su naturaleza y su propio ser.

Los recuerdos se vacían así: “la soledad casi huele, una gallina negra y cientos de maromeros en la pileta son los que lo acompañan, don Zacarías Salmerón Daza a sus 91 años (en ese tiempo) mantiene ese virtuosismo que lo hizo grande en las lides del violín, premio feria del sombrero en su modalidad de gustos y sones 2006 de lo más reciente ‘cual más se quería tomar una foto conmigo’, recordó”.

Don Zacarías fue el sobrino del violinista Isaías Salmerón, cuyo monumento adorna la entrada de la población, un orgullo de una población que no obstante se ha visto invadido de modas extranjeras, Tlapehuala mantiene sus costumbres y tradiciones.
Su casa, ubicada en la calle Galeana, de adobe con el revoque desgajándose, es adornada con infinidad de fotografías, reconocimientos y alguno que otro recuerdo familiar, pero que se queda allí, con la puerta azul cerrada y su templo particular desgajándose. Zacarías ya no regresará allí.

Michoacano no, siempre de Guerrero

En ese año se pudo platicar con él de manera amplia, con su habla pausada, como si le costara trabajo pero no por ello dejó de sonreír a la menor provocación:
“Si yo hubiera aceptado lo que me proponía Lázaro Cárdenas, habría tenido casas, carros y hasta mujeres, je, je, je, sólo me dijo el ex presidente que dijera que era de Michoacán, pero pus tuve que ir de chismoso con los diputados, alguien le dijo y ya no me quiso ayudar”, se lamentó profundamente.

Ese fue nuestro violinista, se recuerda mientras no se deja de observar el ataúd de madera enlacada donde yacía inerte la mañana de este viernes. Apenas el jueves, se había platicado con él muy al oído, se le puso la grabadora con su pasodoble, “La modelo del Pintor”, y él había dicho “sí, como no”, para luego elevar una oración agónico:“soy tuyo, padre mío”.

Y vuelven a atacar los recuerdos de ese 2008, “enseñó pronto una postal amarillenta que le enviara ‘Tata Lázaro’ (un hombre muy querido en la región), como para convencer que efectivamente el ex presidente había tenido acercamiento con él, una leyenda convincente dice luego de la fotografía del ex mandatario ‘Lázaro Cárdenas y Amalia Solórzano de Cárdenas, desean a usted un feliz año nuevo’, Andes 603, México D.F. 1º. De enero de 1961”.

Luego de mostrar la tarjeta, don Zacarías Salmerón dijo tajante “yo estudié en la escuela Nacional de Bellas Artes, de allí la práctica de todos los días pa mejorar siempre, pa no estar atrás”. Un hombre, el violinista, que fue tratado por todos los gobernadores de la entidad: Adrián Castrejón, Raúl Caballero Aburto, Rubén Figueroa Figueroa, Alejandro Cervantes e, inclusive, tocó en los Pinos con Adolfo López Mateos y en la Casa Blanca cuando fungiera como jefe del ejecutivo estadunidense Jimmy Carter, dijo.

Autor de 50 valses y otros tantos pasodobles y boleros: “todos los tengo en la cabeza, no necesito la partitura, hasta a doña Amalia (Solórzano) le compuse uno y le gustó mucho”, los gobiernos del estado de Guerrero han sido sus amigos, presumió esa tarde que, en una paradoja de conceptos, la Tierra Caliente no ardía con sus 29 grados centígrados y un airecillo que travieso, refrescó un ambiente que ha llegado en alguna ocasión hasta los 47 grados.

También esa tarde se refirió a René Juárez Cisneros, de quien tiene un reconocimiento que pende de una de sus paredes y muchos intentos de homenajes; no dejó fuera a Zeferino Torreblanca Galindo, el actual gobernante, “hace un año cuando murió mi esposa (Consuelito Segura Beltrán), me mandó 30 mil pesos para lo que pudiera necesitarse, creo que he sido afortunado, a la vida poco tengo que reprocharle, me ha dado mucho, aunque sí me hubiera gustado darle más a mi esposa”.
Padre de nueve hijos, ocho con su primera esposa y uno, con la segunda, resalta su ingratitud.

—¿Y sus hijos don Zacarías?

—Esos son unos ingratos, los que se fueron a Estados Unidos a trabajar en quien sabe qué cosas porque no les gustó la música, se olvidaron de mí, estoy solo, nada más una hija que tengo en Tlapehuala (Zoila Salmerón) me viene a dejar la comida, para los demás ya no existo.

En esa ocasión vivía del sueldo como maestro de música en el jardín de niños Baltazar R. Leyva Mancilla, de la cabecera del municipio de Tlapehuala, plaza que le consiguiera Lázaro Cárdenas, y sin más plática, tomó su violín, una copia de Stradivarius de 20 mil pesos (para variar, regalo de Tata Cárdenas) para tocar “La modelo del pintor” y sin detenerse, encarrerado como expresó él, siguió con el gusto “Bienvenido Tlapehuala”.

El esfuerzo fue evidente en la segunda pieza… en este espacio vacío ayer viernes parecía hasta que se delineaba su figura sobre la silla, aunque esté el ataúd muy cerca, con los rezos y los llantos, a don Zacarías en aquella ocasión, le costó trabajo el rasgueo pero pudo redondear el gusto como todo buen calentano.
Se dio su tiempo para hablar de los músicos del lugar para reconocer el trabajo de Juan Reynoso Portillo (en su sepelio fue invitado don Zacarías para que tocara) y de Héctor Contreras Ascensión como “buenos músicos, son hombres que han sabido tratar los instrumentos”. Ahora estaba allí, yerto, con todo su virtuosismo acallado.
—Oiga y don Ángel Tavira, un hombre que ha alcanzado fama internacional y hasta una película ha hecho ¿qué tal es como músico?—se le preguntó en aquella tarde de 2008.
—Pus no sé, a mí no me gusta, es un segundón, me ha querido copiar pero no sirve, es mentiroso, dice que compone y nunca ha compuesto nada, es un echador.

Tras la conversación don Zacarías se quedó allí, en un solo la soledad, Soledad aquí y allá, una soledad que carcome la existencia y hasta permite en la Tierra Caliente un colchón frío. Todo eso agolpa el cerebro y duele, todavía se recuerda como luego de darle un golpe fraterno en la espalda.

Don Zacarías con las manos temblorosas, como queriendo recuperar el tiempo ido, sustrajo de la mesa de mantel desteñido, la tarjeta de ex mandatario federal Lázaro Cárdenas del Río, donde le deseara felicidad ese Año Nuevo de 1961 para fijar sus ojos. Y lo hizo para dejar la lectura que algún día volvería ese tiempo.
Un tiempo que desde luego ya no volverá, un suspiro del hombre luego sin quitar los ojos de la tarjeta de la añoranza de un músico como don Zacarías está aún vigente, virtuoso, con ganas de pasar corriente… pero todo esto ya fue, ayer murió y todo su arte se ha disipado, la vida le cobró la factura por haber vivido intensamente su arte, por ser un gran hombre, por ser Zacarías Salmerón.

El Debate de los Calentanos, 29 de enero de 2011

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