miércoles, 5 de diciembre de 2012

Un Diablo sin máscara no es Diablo: Domigo Ayona, flautista de los Diablos

[Segunda, de dos partes]


En la segunda parte de esta entrevista, Mingo Ayona Cisneros, el flautero de los Diablos de Cerro del Indio conversa con El Faro sobre sus experiencias y recuerdos de bailante de los Diablos, de músico a la flauta o armónica y de maestro de niños del baile de los Diablos de su comunidad y de otras.
 
En estos días, recientemente llegó de Carolina del Norte; está enfermo, es pensionado, y está perdiendo la vista poco a poco. Al final de la entrevista anterior, él platicaba sobre las visitas que cada año hacían al Cerro de las Tablas, desde donde solicitaban su baile.
 
DAC: Cuando llegábamos, entrando al Cerro, pues, ya entrábamos bailando.
Como eran puros grandes, como eran puras botas de soldado, ¡no!, se oía lejísimo.
 
Mi tío era el Diablo Viejo, mi tío Sótero…
 
EA: ¿Qué Sótero era?
 
DAC: Sótero Cisneros Noyola. Él era el que siempre bailaba en medio, y la Minga, salía un menta’o Andrés Marcial, y a veces salía un menta’o Florentino Rodríguez.
 
EA: En el Cerro, primero [o antes] bailaban puros grandes, pero ahora, como se van al Norte, meten a los chamacos…
 
DAC: No sé si conociste a Juan Tapia…
 
EA: Allí está, Juan Tapia. Apenas nos encontramos en Cuaji…
 
DAC: Él es el que tocaba, pues, sí.
 
EA: Hay un señor que se llama Bruno Morga…
 
DAC: ¡Oh!, lo conozco, lo conozco yo: es del Quizás…
 
EA: El otro día, en Cuaji, estaba yo con Bruno Morga y llegó Juan Tapia con su mujer, y se sentó con nosotros, y estuvimos platicando de cómo toca cada quien y cómo baila cada grupo… es más, dijeron que no se conocían entre ellos… y cada quien tiene su estilo, tiene sus sones, y allí empezaron a platicar lo que cada quien sabe. Y dijo Bruno: No, a ver qué día nos jallamos y bailamos, nos echamos los sones cada quien. Y quedamos en juntar los dos grupos. Hace como 20 años, los de El Quizá eran buenísimos…
 
DAC: ¿Si conoces a Eliezer? Ése fue buenísimo pa’ bailar. Pero, ¿sabes?, no hay como Bruno Morga: ese hombre fue buenísimo pa’ bailar, te bailaba hasta con esto [señala los codos], así, tirado. Te bailaba los pies de lado, te bailaba así, te bailaba así. Muy chistoso para bailar, él y un tío mío que se llamaba Mauro Cisneros. Eran mucho amigos. Él era de aquí, nada más que… quién sabe... se fue a vivir para allá y se hicieron amigos.
 
EA: Bueno, Bruno Morga en la flauta también se defiende. Y él mismo lo dice: Nomás son siete sones. Los de Cuaji no se los saben. Y otros le meten chilenas, corridos, y a Bruno no le gusta eso…
 
DAC: Yo, de hecho, cuando fuimos, en 99, yo vi que tocó el cruzado. Porque yo… la verdad… me parece que tenemos cinco sones nada más, nosotros. Y luego, el jarabe, que le dice uno.
 
EA: El jarabe oaxacado…
 
DAC: Exactamente, ése. Es muy rápido. Anoche lo estuve tocando, allí. Porque no es lo mismo bailar sin la flauta, para que se oiga, y se oye mejor con una guitarra, ¿no?
 
EA: Violín, ¿nunca ha anda’o allí?
 
DAC: Desde que yo me doy cuenta, no. Pueda ser, pero…
 
EA: En Tapextla, por ejemplo, el bote lo tocaban como tambor, porque se murió el que lo tocaba y dejaron de tocarlo como bote. Yo digo que por flojera, ¿no?
 
DAC: Mira, es que sale ampulas. Y en El Quizás el único que sabe es Hermelindo, yo lo sé, yo lo conozco…
EA: Él saca luego su tizoncito para calentar la vara, la cera, pues…
 
DAC: Y Nicolás, mi primo hermano, creo es el que toca la charrasca, ¿no? Hijo de mi tío Mauro. Allí tengo mucha familia: Bernabé Cisneros y Nicolás Cisneros. Quilino…
 
EA: Quilino, sí…
 
DAC: Él es mi primo hermano, el más chico de los hijos de mi tío.
 
EA: Ya ves, mucha familia por todos lados. Hasta a mi papá conoces, ¿no?
 
DAC: Sí, él fue caballerango en la hacienda La Petaca…
 
EA: En ese tiempo yo tenía tres o cuatro años, cuando él estaba por acá.
 
DAC: ¿Cuántos años tienes?
 
EA: Tengo 48.
 
DAC: Yo tengo 59. Eso era cuando ‘taba don Isá. Tenía mucho caballo, por eso le decían caballerango, porque se dedicaban a amansar caballos…
 
EA: Pero dejaron de bailar los Diablos un tiempo, aquí, ¿no?
 
DAC: De hecho, aquí nunca han dejado de bailarlo, pero, aunque sea los niños, como quiera salen…
 
EA: Sí, pero ya, pa’ que suene, pa’ que se oiga bien, ya quiere que bailen chamacos de 15 años pa’ arriba, ¿no?
 
DAC: Sí, de 15 para arriba, y deben de usar, por decir, cosas gruesas: ya sean botas, o tenis, pero que estén gruesos, que se oigan. Las botas son buenas, las de soldado, de ésas que ya no ocupan son buenas.
 
EA: Porque en algunos pueblos les gusta que el paso resuene, como en el Cerro, en Cuaji o en El Quizá, pero, por ejemplo, en Collantes…
 
DAC: Y tengo unos primos, manito, allá también. O sea, su mamá de ellos con mi papá eran hermanos de papá y mamá. Ellos son Cisneros Ayona y yo agarro Ayona Cisneros, nomás se voltea la cosa.
 
EA: ¿De aquí se fueron pa’llá, o de allá se vinieron pa’ca?
 
DAC: No. Según, supuestamente, peleaban entre ellos, los Cisneros con los Ayona, y los Ayona no tenían armas. Mataron a un Ayona, y cuando fueron que lo iban a sepultar, les cayeron. Mataron a tres Ayona, pero un señor… estaba apenas la cepa por aquí… se le tira, pues, y jálalos del pie, y échalos a jalá’ dentro del pozo, y empezó a juntar armas, y se empezaron a pelear… Y fue que se salieron los Cisneros de allá. De allá para acá: Cuaji, San Nicolás, Maldonado, Huehuetán.
 
Pues ya no aguantaron, ¿no? Pues, entonces los Ayona se pusieron ya firmes, ¿no?, y a matarse, ya, donde se topaban. Y por eso agarran Cisneros Ayona, y yo agarro Ayona Cisneros. O sea que el papá era Cisneros… de aquellos, y yo, mi mamá era Cisneros. Siempre la mujer, el apellido lo lleva atrás, siempre.
 
EA: Yo he visto que en Collantes y en La Boquilla [de Chicometec] tienen algunos pasos suavecitos, pero no se agachan, bailan parados, derechos, y aquí, casi todos los bailes son agachados.
 
DAC: Yo reconozco a El Quizá, zapatean. Pero eso de que… unos… bailan derecho, hasta sacan el pecho más… o sea, al menos a nosotros nunca nos ha gustado. Había un señor aquí, que se llamaba Francisco Marín Bacho; ese señor, aquí, mira, y hasta aquí llegaba [alza la mano a la altura de un metro, refiriéndose que sus saltos alcanzaban esa altura]. Ya estando prendido, tenías que hacerlo como él decía, pero hasta aquí. Bueno, muy bueno, el señor, era.
 
EA: ¿Y por qué bailaban?, ¿por qué salían?, ¿no tenían quehacer o qué? Ahora bailan por divertirse…
 
DAC: Así, también. Por divertirse, y cualquiera entraba a bailar, el que quería, pero tenías que aguantar a lo que ellos te dijeran. Porque antes era la cosa más rígida, con más responsabilidad. Antes, el músico, en este tiempo sembraba chilar. Yo me acuerdo: sembraba una hectárea. Y un día, un músico lo tenía [el chilar] pero si lleno de monte. Y dijo: Mano, no les voy a podé’ tocar, ‘toy limpiando… Aparte, le salieron granos, y bueno, no podía. Fuimos todos a ayudarle, hasta que terminamos de limpiar el chilar. Así estaba, mira, el monte. Fuimos dos días: unos arrancándole monte, otros con la tarecua, pero lo dejamos limpio.
 
Y antes no había carro, mucho, ¿no? Antes, a los medianos, a los más chicos, le daban lo que es la ofrenda, el arroz [con leche], plátanos; ya, los grandes, ‘garraban lo que era… el aguardiente... que alguien daba una botella [brandy, ron], antes ni se mentaban ésas… [de aguardiente] se juntaban dos garrafones, así, mira: llegabas a una casa y te daban dos medias, lo echaban en un bule. Ya se llenó el bule, iban a vaciarlo allá. Y así. Como se bailaba el día de hoy, o sea, el 31, luego el primero y el día 2, y a veces hasta el día 3.
 
EA: Dicen que cargaban a uno que nomás cargaba las morralas…
 
DAC: Sí, Isauro. O sea, Isauro, de hecho, salió como dos veces de Minga, y como él está medio cruzadón, ¿no? Entonces, había como dos o tres personas que, esos, se dedicaban nada más a traer lo que… ofrenda, cosas de ésas. Y ahorita ya no, ahorita ya nomás se dedican a bailar en las casas, y ahora ya ni te dan ofrenda. No, pero antes, no, te daban… en ese Quizás hacían la paloma entera, en el tamale. Hermelindo era el número uno en El Quizás para agarrar paloma. 300, 400, 500, ¡a peso! Ganaba uno 10 pesos, 12 pesos, y él se ‘garraba 300 palomas.
 
¡Para qué iba de peón! Lo hacía cada tercer día. Hoy sí, mañana no, pasado sí…
 
EA: ¿Bebían, cuando andaban bailando?
 
DAC: Sí, pa’ podé’ aguantá’, pues, los… pero no, ora sí, a emborracharse… bueno, los más débil, sí, pero no tenías que dormirte. Antes… ahí está Machote: a ése lo fueron a traer hasta el río, [como] en este día, porque no quiso salir. Allá estaba con su varita, pescando, y lo fueron a traer, desde allá lo trajeron cargando, arrastrando, lo metieron a la cárcel… entonces era cepo: metía el pie, había un palo abajo… y lo amarraron de allá, y no lo sacaron hasta el día dos…
 
EA: O sea que la autoridad también estaba de acuerdo…
 
DAC: Sí, sí.
 
EA: ¿Y ahora?
 
DAC: Sí, cuando yo los saco, yo lo autorizo. Hablo con el comisario, le digo: Señor comisario, si me puede autorizar una danza de los Diablos. Y sí, me lo autorizan.
 
EA: ¿No hay reclamos? ¿Algún papá que vea que maltratan a su hijo o así?
 
DAC: No, ya es tradición de los padres. No sé si tú conozcas a Joel Guzmán; ése ha sido Terrón. Él era el que bailaba también como Diablo Viejo, y en el baile del Toro salía de Terrón. Ahora, últimamente ya no, ya se cansa mucho, ya está grande…
 
[Se escucha cercano el sonido de los Diablos que bailan y se van acercando al sitio donde conversamos]
EA: Y las máscaras del Terrón, ¿ónde las jallaban?
 
DAC: Las hacía mi agüelito, iban anta él… el que no podía iba ante el que podía, bueno, también ahora… Estos niños, yo los ensayé dos veces. O sea, estaban bailando…
 
EA: ¿Cuesta mucho trabajo que aprendan?
 
DAC: No, ellos ya saben, nomás que no todos tumban el pie al mismo tiempo: unos que lo tumban después. Entonces, ya, yo me metó en medio y lo hago bailar solo a él. Órale. O si no, yo mismo le echo el brazo, me la agarro aquí, si está pequeñito, y le digo: Hazle así, mira. Pa’ que vaya aprendiendo… Estos niños, de por sí, estos saben, estos niños, como son hijos de los que saben, son hermanos de los que saben, familia, sí…
 
EA: ¿En qué año llevaste una fila de mujeres y una fila de hombres a bailar a Cuaji?
 
DAC: En el 99. ¿Sabes cómo les pusieron? Las rebuscadas. Bailaron en la cancha, frente al palacio. Eran de Barajillas; mi señora es de allá.
 
EA: Hace rato me estabas diciendo que no se quitaban la máscara, ¿por qué no se la quitaban?
 
DAC: Bueno, un Diablo sin máscara no es Diablo, según decían los grandes, ¿no?

EA: ¿Y por qué se llaman diablos?
 
DAC: Mira… la verdá’…
 
¿EA: O, ¿por qué se visten así?
 
DAC: Según dicen que porque el Diablo se viste de negro, según la tradición. Allí sí, yo nunca había, este, pues, nunca había habido una entrevista…
 
[En este punto, los Diablos Niños llegan hasta donde estamos, y nos llenamos de ruido, y la entrevista termina para observarlos bailar]
 
Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 30 de noviembre de 2012

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