miércoles, 9 de febrero de 2011

Gran pérdida para la música calentana: Zacarías Salmerón ha muerto


Gran pérdida para la música calentana: Zacarías Salmerón ha muerto

Roberto Ventura Pérez

La mañana del viernes 28 enero, a los 93 años, murió el maestro Zacarías Salmerón Daza, el virtuoso violinista y compositor calentano nacido en Tlapehuala, estado de Guerrero. Con él se termina el último bastión de la grandiosa escuela violinística formada por ese titán de la tradición de Tierra Caliente llamado J. Isaías Salmerón. Tras despedirlo con una misa de cuerpo presente en la Iglesia de Asunción de María, a la que por años le cantó sus mañanitas y le regaló uno de los más hermosos valses, su cuerpo fue inhumado la tarde del sábado en al panteón municipal. Sólo sus amigos, paisanos, el presidente municipal y promotores culturales lo encaminaron a su último viaje.

Zacarías Salmerón nació el 6 de septiembre de 1918, sus padres fueron Lamberto Salmerón Pastenes y Juanita Daza Varona, el primero de ellos un filarmónico, de quien heredó el talento y el amor a la Tierra Caliente. Se casó dos veces, procreó siete hijos con Doña Josefa Navarro Ruiz y ninguno con Doña Consuelo Segura Beltrán.

A fines de noviembre pasado, visitamos al maestro Zacarías que en ese entonces se encontraba en la casa de su hija Zoila, ubicado en una de las orillas del caudaloso río Balsas, cerca de donde nace el nuevo puente, la mole de cemento que como capotrasto atraviesa la afluente para ayudar a la gente a cruzar de un lado a otro. Con esa mente lúcida que lo caracterizaba, comenzamos a platicar y rememorar algunas vivencias, su gira por Estados Unidos de Norteamérica, sobre la vida de su tío padre J. Isaías Salmerón, sus recientes presentaciones en Tecalitlán, Jalisco, donde dijo que le hubiese gustado regresar nuevamente. Sin pedírselo, solicitó su violín a su hija y nos regaló dulces notas arrancadas a las viejas cuerdas encerdadas que retumbaron en el alma y en el buche de su inseparable instrumento. La Tortolita, uno de los trepidantes sones compuestos por J. Isaías Salmerón y un vals de su autoría, fueron las dos piezas que ejecutó.

Para los guerrerenses y los ciudadanos de otras entidades del país que tuvieron la oportunidad de conocer su trabajo artístico, siempre fue clara la alta estatura musical del maestro acaecido. Zacarías Salmerón fue uno de los orgullos de los calentanos; así se lo demostraron en múltiples ocasiones sus paisanos y autoridades culturales de la región, independientes y oficiales. Del ayuntamiento de Tlapehuala recibía de forma mensual un estímulo económico como una forma de agradecer sus aportaciones; adicionalmente recibía ingresos por su jubilación como maestro del Jardín de Niños “Baltazar R. Leyva Mancilla”, dinero que siempre fue insuficiente para solventar gastos alimenticios y médicos.

El grandioso violinista calentano fue el primero de su región en realizar una gira por Estados Unidos, el que tocara en la mismísima Casa Blanca en los tiempos de James Carter, en las desaparecidas Torres Gemelas, el que cantara en la residencia oficial de Los Pinos para los presidentes de la República: General Lázaro Cárdenas del Río y Adolfo López Mateos; el que cantara para gobernadores guerrerenses: Adrián Castrejón, Raúl Caballero Aburto, Rubén Figueroa Figueroa, Alejandro Cervantes Delgado, René Juárez Cisneros y Zeferino Torreblanca Galindo, gobernador actual, quien no le mereció pronunciamiento alguno.

¿En verdad no se mereció una esquela luctuosa? Ojalá que una vez que ya pasó la elección recuerden el deceso del maestro.

También tuvo el reconocimiento de Conaculta, que a través de la Dirección General de Vinculación Cultural le rindió, a lado de otros nonagenarios músicos calentanos, un emotivo homenaje en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) y organizándole diversas presentaciones a Tecalitlán, Jalisco; sin embargo, el organismo cultural del país incumplió la promesa hecha a Don Zacarías, relacionada a grabar y escriturar su obra musical.

Del Instituto Guerrerense de Cultura (IGC) mejor ni hablamos. Si bien es cierto que inyecta recursos a programas culturales de la entidad también lo es que estos no llegan por ningún concepto a los viejos músicos calentanos, pues a pesar de la trascendencia en la cultura guerrerense, el deceso de Don Zacarías Salmerón no mereció ni un boletín oficial.

Don Zacarías muere en la pobreza, pero deja una grandiosa herencia para la música tradicional calentana: su violín, su arco encerado y un tesoro musical de gustos, sones, valses, pasos dobles, boleros, marchas, corridos que hasta ahora, en su mayoría permanecen inéditos. Su legado va más allá de La Modelo del pintor, su emblemático paso doble más conocido y tocado.

La muerte ya no le dio oportunidad para conocer el CD de la memoria oficial de la presentación que realizó a lado de su grupo El Pokar de Ases en Jalisco. Tampoco la vida le alcanzó para conocer la antología de Thomás Stanford que discos Urtext sacará al mercado sobre corridos mexicanos, donde Zacarías toca y canta corridos zapatistas. Material inédito.

Ha muerto un grandioso músico, compositor y violinista Calentano. Lo más lamentable es que la autoridad cultural mexicana no hace un esfuerzo por resguardar las obras e interpretaciones de estos grandes de la música regional. Esperamos que pronto, mas pronto de lo que imaginamos la historia le reconozca las aportaciones a la música tradicional calentana.

Fuente: Periodico Pueblo Guerrero, 09 de febrero de 2011
Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 04 de febrero de 2011

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