lunes, 11 de octubre de 2010

Narcocorridos desorientan a jóvenes, dicen

Insta el músico Ramírez Guzmán al gobierno a fomentar las actividades artísticas entre ese sector de la población

Narcocorridos desorientan a jóvenes, dicen

RODOLFO VALADEZ LUVIANO (Corresponsal)

“En estos tiempos, en que la juventud ésta desorientada, en gran medida por la música que escucha de corridos agresivos que promueven el narcotráfico, de discursos políticos que no proponen nada en materia de cultura, si los gobiernos municipales fomentaran las actividades artísticas, mucho harían por disminuir los índices de delincuencia”, aseguró el músico internacional José Luis Ramírez Guzmán, el único arpista de la Costa Grande.

Nacido en Cacahuatepec, Oaxaca, la tierra del maestro Álvaro Carrillo, su atracción por el arpa comenzó desde pequeño, pero fue hasta su llegada a la población de Nuxco en el municipio de Tecpan, cuando inició su aprendizaje con los instrumentos de cuerda. Primero la guitarra, la cual aprendió a tocar, cuenta el artista, gracias a Jesús Caro, músico originario de esa comunidad, quien le enseñó las primeras notas, “las cuales conocí después de las jornadas diarias en el campo donde trabajaba como chofer de un tractor”, cuenta en entrevista a La Jornada Guerrero.

José Luis, como lo conocen en todas partes, después de tener sus primer contacto con el arpa, se ha consolidado como uno de los músicos más importantes del estado, lo que le ha llevado a mostrar su talento en Sudamérica y Estados Unidos, donde es reconocido ampliamente como uno de los mejores interpretes de la música mexicana.

Durante la charla, el hombre de 72 años, regresa a los tiempos en que llevar serenata era una de las practicas románticas más populares de el ultimo cuarto del siglo pasado, “sin duda era algo muy especial llevar gallo a las novias, una practica que si bien regresar a ella puede representar un retroceso, considero que es algo sano y necesario en estos tiempos en que los jóvenes viven una etapa muy triste, sin valores y desorientados por el tipo de música popular que escuchan, en la que sólo mantienen la idea de emular el contenido de las letras que por lo general hablan de carteles y capos”, afirma.

A su llegada a Nuxco en 1959, decide dedicarse a aprender de lleno la ejecución del arpa, lo cual, por cosas del destino le sirve para que el capitán de un crucero, a finales de los años sesenta, le hiciera la invitación para que se integrará al elenco artístico de la embarcación que recorría las costas del Pacífico del continente americano.

Gracias a esa invitación, dice, tuve la oportunidad de conocer y llevar mi música a varios países, donde con sorpresa, me di cuenta que conocen más la música mexicana que los que somos de este país, pues era común que me solicitaran melodías que actualmente se han perdido en el repertorio nacional.

A sus más de siete décadas, el arpista ve con tristeza como los gobiernos locales destinan pocos recursos, por no decir nada, al fomento de las artes, “lo que me llena de tristeza, porque a pesar de que muchos jóvenes se acercan a mí para pedirme que les enseñe a tocar tanto la guitarra, la jarana o el arpa, muchos se ven obligados a dejar a un lado las clases por tener que dedicarse al trabajo para ayudar a sus familias y aquellos que logran destacar ven cerradas las puertas, por que las autoridades están mas preocupadas por apoyar a los lideres de sus partidos políticos o realizar las tareas de gobierno, que destinar recursos para fomentar y promover la cultura en sus ciudades”, criticó.

Fuente: Jornada Guerrero, 09 de octubre de 2010

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