martes, 2 de noviembre de 2010

Cultura Popular de la Costa Chica

Por: Higinio Peláez Ramos

Porque todo en la vida se mueve en cadena, a través de mi trabajo en la música, he descubierto muchos detallitos en la cotidianidad, llegando a la conclusión de que en mucho de lo bueno o malo de estos aconteceres, está la mano de la autoridad de cada población. La degradación en general de dicha vida diaria, se debe, pues, a que nuestros gobernantes se han desatendido por completo de tal problemática.

Y, ¿por qué digo que a través de la música? Porque el artista, por pequeño que éste sea, siempre es muy tomado en cuenta por los personajes de la política, haciéndonos en muchos de los casos, partícipes de algunos secretos de ese oficio.

Así pues, en conversaciones aparentemente de “amigos”, nos damos cuenta hasta de cómo se maneja el presupuesto gubernamental, desde el más modesto agente de una cuadrilla (ranchería), hasta los más altos mandos del Estado.
Entonces, nos preguntamos: ¿por qué, pues, quien siempre paga los platos rotos es el último elemento de la pirámide? En días pasados, a través de la televisión, nos enteramos de cómo derrochan el dinero los grandes personajes de la alta política; también por el mismo medio vimos que ya algunos personajes de ese misterioso engranaje se están preocupando por la pretendida desaparición de la tenencia que se paga por los carros; que de dónde se va a sustituir ese faltante del gasto público, como si la respuesta estuviera tan difícil. Si los exorbitantes sueldos de los grandes funcionarios se redujeran siquiera un treinta, o cuarenta por ciento, dicho presupuesto ni se enteraría del faltante por la suspensión de la paga de la famosa tenencia.
Por todo esto, ya que estamos en los tiempos precisos del cambio de autoridades en el estado de Oaxaca, con la mejor de las intenciones le digo a los futuros gobernantes, que deben aprovechar esa oportunidad de oro que su pueblo puso en sus manos, haciendo un buen papel en el desempeño de dicha distinción.

Hay tantas cosas malas que remediar, que si ustedes muestran interés en corregirlas, el pueblo puede volverse su principal colaborador. La mal vivencia de la juventud, se puede reducir evitando en lo posible los focos que la producen; fijémonos que cualquier persona en su estado normal puede ser: apacible, honesta, cariñosa y muy correcta; pero cualquier droga la puede convertir en todo lo contrario; y la droga más común, y aparentemente menos ofensiva, es el alcohol, en sus distintas presentaciones. Entonces, ¿por qué no empezar por evitar la proliferación de estos establecimientos? No es ningún secreto que en nuestra provincia, la mayoría de misceláneas, restaurantes, cafeterías, billares y hasta farmacias son expendedores de bebidas alcohólicas.

Y no es necesario crear nuevos reglamentos. Con hacer cumplir los ya establecidos, todo cambiaría. Pero para esto hace falta una decisión férrea; demuéstrenla, es por el bien de todos.

Promuevan el arte, los deportes, centros de diversión para jóvenes donde no se vendan bebidas embriagantes, tales como expendios de antojitos o neverías, donde los muchachos vayan a disfrutar de buena música con sus parejas. Se dice que la ociosidad es la madre de todos los vicios; entonces, mantengamos a nuestra juventud ocupada en cosas sanas y de provecho, para que no se contaminen; y como un buen aliado a esta causa, inviten a la ciudadanía a ser más comunicativos, que practiquen la buena vecindad, conviviendo los días de descanso; no es necesario que en dicho convivio haya bebida; lo importante de convivir es la conversación, misma que se puede acompañar de una taza de café, o cualquier antojito casero; que empiecen nuestros paisanos a aprender a sacar a su compañera a pasear, evitando de este modo irse solos a la cantina a tirar su salario, y a veces, hasta encontrar un problema.

Señores (as), ustedes aspiran a puestos superiores en la carrera que ya iniciaron; entonces, les conviene ganarse la simpatía de sus electores. ¿Cómo? Con buenos hechos. No hay mejor propaganda que un buen desempeño de lo encomendado.

Suplemento Vida y Sociedad, 29 de octubre de 2010

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