jueves, 18 de noviembre de 2010

Exhiben memoria fotoperiodística de la Revolución Mexicana en el museo histórico Fuerte de San Diego

Karla Galarce Sosa

Testimonios de una guerra, fotografía de la Revolución Mexicana muestra la labor del fotoperiodista al reflejar en 145 gráficas, testimonios de personajes anónimos que participaron en el primer movimiento armado de México.

Teniendo como hilo conductor el desarrollo de la labor de los fotoperiodistas, la exposición señala, de manera imparcial instantes de la vida cotidiana, rostros y aspectos de ese período histórico mediante fotografías en su mayoría inéditas.
La exhibición, montada en la sala de exposiciones temporales del Museo Histórico de Acapulco Fuerte de San diego, será inaugurada hoy jueves por la noche y en ella se muestran imágenes sobre la Revolución Mexicana y sus distintos movimientos armados, procedentes en su mayoría de la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), informó el director del Museo, Víctor Hugo Jasso Ortiz en conferencia de prensa ayer al mediodía.

Las imágenes resultan contrastantes, conmovedoras, cruentas y adoptan una visión crítica del momento histórico, pues mediante sus lentes, los periodistas Samuel Ramos, Gerónimo Hernández, Hugo Brehme, Guillermo Kahlo, Winfield Scott, Aurelio Escobar Castellanos, Mauricio Yáñez, Ignacio Chávez Medrano, conocido como El gran lente, Samuel Tinoco, Eduardo Melhado, Antonio Garduño, Abraham Lupercio y Sara Castrejón, la primera mujer mexicana en retratar la revolución, fotografiaron instantes poco conocidos de la vida en esa época en México.

En la imagen Ejecución de Marcelino Martínez, Arcadio Jiménez e Hilario Silva por homicidio, Chalco, 28 de abril de 1909 se muestra a la ejecución de esos personajes. Con la espada desenvainada, a punto de ordenar el disparo a los fusileros, un capitán es flanqueado por un sacerdote que otorga la extremaunción a los hombres a punto de ser ejecutados; uno de ellos con los ojos vendados.

El recorrido fotográfico, expuso Víctor Jasso, lleva de la mano a los visitantes y les muestra cómo se desarrolló el fotoperiodismo en México, con la participación de fotógrafos extranjeros, porque vinieron a documentarse al país durante ese período.
Se muestran las protestas que respondieron a la carestía, el hambre, el desempleo, así como los avatares en los campamentos y ciudades en vivencias relacionadas con la leva, las aprehensiones y las ejecuciones.

Se insiste en la presencia de grupos muchas veces ignorados en las historias escritas, el de los infantes, las mujeres y el de los propios fotógrafos, gremio descrito por Jasso Ortiz como “permanente en los escenarios de batalla cuyos documentos por él producidos se vinculan ahora con la palabra testimonial”.
La exhibición muestra mediante un discurso cronológico la temática de los períodos del porfiriato, el maderismo, el zapatismo, el orozquismo y el huertismo.
Jasso Ortiz agregó que las fotografías, aunque en blanco y negro, destacan la parte humana del período de guerra que más mexicanos tuvo y es sonorizada por valses, corridos, música clásica, y melodías que hasta la década de los años 40 tuvieron letra.

En conferencia, el funcionario federal mencionó que la exposición temporal estará abierta a todo el público hasta el mes de febrero y en ella se muestra una visión crítica y se desmitifica que las únicas imágenes que se hicieron de la Revolución fueron las de Emiliano Zapata, Francisco Villa o Francisco I. Madero.

Mencionó que la exposición es un reconocimiento a la labor periodística puesto que en ese período surgieron los reporteros gráficos que salieron de sus estudios a fotografiar calles, batallas, procesos de adiestramiento y la presencia de los ejércitos en los campos de guerra o las calles.

Indicó que la primera parte de la exposición, dedicada a Porfirio Díaz, se muestra a un presidente de México mediático porque utilizó a la fotografía para difundir sus obras.

Jasso Ortiz explicó que la primera gran revolución social del mundo moderno surgió como un movimiento político que perseguía el establecimiento de una democracia verdadera y, sobre todo, la tenencia de la tierra por parte de los campesinos.
Dijo que la dictadura de Porfirio Díaz que abarcó de 1876 a 1911 trajo consigo una modernización vertiginosa, aunque la continua expansión de las propiedades de los hacendados, impulsada por el mercado mundial, se prestaba a la invasión de terrenos comunales y obligó a los campesinos a convertirse en peones que remataban su mano de obra o a migrar a las ciudades para subemplearse.

“La situación, marcada por profundas diferencias de clase y la imposibilidad de exigir un desagravio político, desencadenó una guerra cruenta que duró diez años. Esta exposición se enfoca en las diversas experiencias de vida a lo largo de ese conflicto. Con una estructura cronológica, pretende rescatar la representación de lo cotidiano y los procesos sociales de la Revolución mexicana, en lugar de enfatizar la imagen de los grandes caudillos”, dijo.

Sur de Acapulco, 18 de noviembre de 2010

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