lunes, 30 de mayo de 2011

“Nosotros”

“Nosotros”

Isaías López Abundis

Existen canciones que por su letra ó melodía resultan agradables y en algunos casos, conmovedoras. Relatan a veces historias ficticias y otras, desgarradoras vivencias.
En una colaboración anterior citaba al indio de Igualapa, Guerrero; Indalecio Ramírez, cuyo tema “Una Limosna”, Javier Solís convirtiera en éxito a finales de los años 60. Su letra dice: “Aunque sigas viviendo, para mí ya estás muerta// aunque llegues tocando, insistente a mi puerta// de lo poco que tengo// te daré una limosna, como a cualquier mendigo// pero en cosa de amores ya no cuentes conmigo”. Como podemos ver, se trata de una historia de desamor, de rompimiento, de decepción. Lo cierto es que Indalecio es un compositor que tiene infinidad de canciones con distintos temas, historias bien estructuradas en poco tiempo y espacio; incluso hay un autor que en cierto tema musical, le copia (veladamente) el siguiente concepto: “Que sepan todos que me duele tu dolor, aunque la vida, no la vivas junto a mí// que a quien te hiere le declaro mi rencor, y a quien te ama, lo bendigo desde aquí”; ya la escuchará usted.

En el repertorio de los cancioneros y bohemios, no puede faltar una canción que se hizo famosa en México a finales de los años 40, interpretada por don Pedro Vargas. Cuando en una reunión se escucha este tema, no falta un ser sentimental (hombre ó mujer) que por un sentimiento oculto deje escapar una lágrima y un suspiro. Movido por esa influencia que despierta tan hermosa melodía, me propuse investigar el nombre del autor y vean ustedes lo que encontré.

La Historia

“Nosotros”, refleja el mismo sentimiento de desesperación de dos amantes, de un amor truncado, tuvo lugar de nacimiento Pinar del Río, de la región provincial de Cuba.
El personaje central de ésta historia es el compositor pinareño Pedro Junco Jr., un prolífero canta autor y destacado poeta que nació el 22 de febrero de 1920 y murió el 26 de abril de 1943.

Desde temprana edad se distinguió al piano. En 1925 inicia su instrucción académica; en 1927 comienza a estudiar música con las hermanas Pintado, los que amplía con Delia García de Figarol y concluye en el conservatorio "Orbón" donde se gradúo de teoría y solfeo en 1933 cuando sólo contaba con 13 años

Según la crónica de esos tiempos (1940) sus amigos lo recuerdan como un ser desprendido, solidario y de un gran sentimiento interior, que es reflejado en las 36 canciones que compusiera en su corta vida, todas ellas de una suavidad y ternura pocas veces unidas en autor alguno, entre estas: ‘Me lo dijo el Amor’, ‘Como soy’ y ‘Cuando te vi. Llorar’ que sería su última composición.

El otro personaje central lo era una joven alta y hermosa, de cabellos negros y largos, de ojos expresivos y dulce rostro que procedía del interior de la provincia (San Juan y Martínez) y que su familia envió interna al Colegio de monjas del ‘Inmaculado Corazón de María’ de la capital (el nombre de la joven nunca se ha dado a conocer por respeto a su conocido apellido local). Todas las tardes, la joven, entonces de unos 20 años, al igual que Pedro entonces, salía del colegio de monjas para ir a estudiar al Instituto de Segunda Enseñanza. Pedro, que estudiaba en el mismo plantel, muchas veces pasó junto a ella observándola con detenimiento poco usual en él. En ese entonces y a pesar de su delgadez, era un joven de unos seis pies y dos pulgadas, de unas 175 libras, tenía la piel muy rosada y unos profundos ojos negros como atestigua una foto. Al poco tiempo los jóvenes se enamoraron, viviendo un idilio a escondidas de la familia de la muchacha que consideraban como pecado la fama de bohemio del compositor.

Fue un amor intenso, breve pero también desde el comienzo imposible, Pedro estaba enfermo mortalmente, la tuberculosis que en ese entonces era incurable minaba su cuerpo ya con sólo 23 años de edad. Pasando los días, Pedro comprendió que su amor por la joven era imposible y tenía que actuar inmediatamente ante lo sano y hermoso de ese mismo amor. Fue una hermosa página de renunciamiento y profundo dolor.

Como despedida, el autor compone para ella el bolero “Nosotros” que dice así:

“Atiéndeme… quiero decirte algo// que quizás no esperes, doloroso tal vez//...
Escúchame... que aunque me duela el alma// yo necesito hablarte y así lo haré//
Nosotros, que fuimos tan sinceros// que desde que nos vimos, amándonos estamos//
Nosotros, que del amor hicimos// un sol maravilloso, romance tan divino//
Nosotros, que nos queremos tanto// debemos separarnos, no me preguntes más//
No es falta de cariño, te quiero con el alma// Te juro que te adoro y en nombre de éste amor// y por tu bien te digo adiós.

“Nosotros” es la crónica de una muerte anunciada, que escribió Pedro Junco cuando tomó conciencia que no tardaría en morir, pues la tuberculosis en esa época era incurable. Es un acto de amor postrero, que ha quedado como una historia de amor trágica y romántica pero muy hermosa, que nos enseña el verdadero amor que renuncia al ser amado alejándose de ella para no contagiarla.

Cuentan que cuatro días antes de la muerte del músico, éste le envió a su bella amada el último mensaje y ella guardó luto a su amado por más de 10 años. Ya en su lecho de muerte le pidió al tenor René Cabel que cantara su composición y desde su cuarto, donde le llevaron un radio, pudo escuchar la bella melodía que hasta nuestros días ha sido interpretada por las mejores y más populares voces como Luis Miguel, Julio Iglesias, Plácido Domingo y entre otros, “Los Panchos” y Eddie Gormme, Don Pedro Vargas, Sarita Montiel, Joaquín Sabina y Chabela Vargas.

Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 27 de mayo de 2011

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