viernes, 4 de noviembre de 2011

Falleció Higinio Peláez Ramos, fiel amante y difusor de la música de la Costa Chica




*Su última actividad fue el 22 de octubre, cuando fungió como jugado en el 28 Festival de la chilena, en Santiago Jamiltepec, Oaxaca

*Los chileneros de la Costa Chica de Guerrero y de la Costa de Oaxaca están en deuda con él


Higinio Peláez Ramos, músico, compositor, fiel amante y difusor de la música de la Costa Chica, devoción que compartió con su esposa Fidela Vera, juntos, contagiaron este gusto a sus hijos, la mayoría también dedicados a la música y también a varias generaciones dentro y fuera de la región costeña; falleció en la ciudad de México, el pasado 2 de noviembre, alrededor de las 5:00 de la mañana, a consecuencia de un síncope cardiaco.

Todavía, el sábado 22 de octubre del presente año, participó como jurado en la edición número 28 del famoso Festival de la Chilena, cuya sede es la ciudad de Santiago Jamiltepec, al cual asistía con disciplina cada año.

Ese día, Don Higinio convivió con sus amigos Chato Pérez, Adolfo Santiago, quienes radican en Acapulco, y Mateito Aguirre, de Ometepec; de allí se lo llevaron a la Ciudad de México, para realizarle un chequeo médico, porque no se había sentido bien los últimos días", informó en entrevista para El Faro, Manuel Ortiz Peláez, uno de los organizadores de este festival, quien además es primo hermano del cantautor.

El maestro Higinio, nació en el año de 1932, en San Pedro Cacahuatepec, Oaxaca. Él mismo narró en El Faro, sus inicios en la música: “Desde mis cuatro años de edad (en Cacahuatepec), cuando Vidal vino, invitado por don Jesús Zaragoza, a construir el primer hotel que se conociera en este pueblo; mi señor padre, le invitó alojamiento en nuestra casa, donde los domingos se dedicaban a tocar y cantar en compañía de los de casa, y visitantes que también saben hacerlo; en los visitantes se podían ver clarinetes, cornetines, sopranos, violines, batería y, cuatro bajos quinto. De este modo, considero que mi despertar se hace y entre la música lo que más me atrae es la chilena. Por todo esto, tengo el alma impregnada del retumbar de los instrumentos creadores de este género: bajo quinto y guitarra sexta acústica. Porque en mi calidad de penche (huérfano desde muy pequeño), tuve que acompañar a mi papá en su recorrido por la Costa Chica reparando armas de fuego; es que, sin proponérmelo, conocí a muchos bajoquintistas (en su mayoría negros), que los domingos se juntaban con él, a darle a la cantada, donde el repertorio se componía de música romántica de la época, corridos en tono menor, palomos y, nuestra siempre chisporroteante chilena.”

En una entrevista publicada hace algunas semanas, al explicar la génesis del grupo Los Multisónicos, que formó con Juan Morales, abundó: “A los diez años de edad, queriendo ser parte de la bandita musical de Huajintepec, siempre anduve de entrometido con ellos, para que me dejasen tentar los instrumentos. Higinio Morales, distinguido trompetista del grupo, papá de Juan Morales, adivinando mis deseos, me dice: Oye tocayo, tú vas a ser músico; llévate mi trompeta para que la practiques en tu casa.

Aprovechando la oferta, en casa de una tía (porque en la mía no me dejaban), empíricamente aprendí parte del repertorio de la bandita, y empecé a tocar con ellos. Ese acto de mi tocayo, creó en mi un sentimiento indescriptible de gratitud y admiración; y estando en mis manos el poder prolongar su apellido en mi grupo, y por halagar en parte la vanidad del artista, aunque no con muy buenos ojos de los demás elementos, el grupo comenzó a sonar como: Los Multisónicos de Juan Morales.”

Posteriormente, tras la separación de algunos integrantes del grupo, entre ellos Juan Morales, autor del famoso Poquilín, la agrupación musical tomó el nombre de Los Multisónicos de Higinio Peláez.

De 1962 a 1965, radicó en Acapulco; desde entonces, lejos de sus pueblos de origen, Cacahuatepec y Pinotepa Nacional, la pareja integrada por don Higinio y doña Fide,, experimentaron la necesidad de llevar la música de la Costa Chica, principalmente La chilena, a la grabación, pues afirmó: "No existía ningún material al respecto y en sus fiestas no podían disfrutar de ellas tanto como quisieran. En esos días, explicó, grabó su primera canción y también nacían Las Costeñitas, formado por sus pequeñas hijas, quienes a su corta edad ya estaba incursionando en el medio artístico, por radio y televisión, razón por la cual se trasladaron a México. Pero sin dejar la idea de concretar el objetivo de grabar la música de la región con músicos de Huajintepec, formaron el grupo Los Multisónicos de Juan Morales. En 1975 salió a la luz esta primera grabación, realizada con recursos propios (pues no hubo interés por parte de las grabadoras comerciales), bajo el nombre de Fandango costeño o Memoria musical de la Costa Chica, con 11 volúmenes de los conocidos como LP. Razón por la cual aseguró, fueron los pioneros en llevar la música de la región a la grabación, afirmando que antes de eso no existe ningún material parecido.

También formó el Grupo Danzonera, conjunto familiar de Sax y cuerdas, y una Banda, donde las voces siempre fueron la de Los Andariegos: Fidela Vera-Higinio Peláez. Considerado por muchos como un buen ejecutante del bajo quinto, que se distinguió por defender el “purismo” en el rasgueo de la chilena. Compuso algunas piezas de este género en las que destacan “Azoyú”, “Bonito Huajintepec” “El costeño” y “Cuijla; algunos corridos como “Cataclismo en Pinotepa”; varios danzones como “Tláhuac”, “Dzahui”, “Salón Riviera” y “Fide.”

También compuso boleros, valses y cumbias. El maestro Higinio y doña Vera, impartían talleres sobre los diferentes géneros musicales de la región y se presentaban en diversos escenarios.

Hace un año, esta reportera tuvo el gusto de conocer a Higinio Peláez. Un día me llamó por teléfono, solicitándome unos ejemplares del periódico de los días viernes, donde publicaba su columna Culturas de la Costa Chica, en el suplemento Vida y Sociedad, “para regalárselos a los amigos de Cacahuatepec,” donde radicaba con su esposa.

A raíz de eso, pude conocer a esta singular pareja, pues doña Fide y el maestro Higinio me parecían una pareja-pareja: compartían todo, gustos, intereses, incluso comían en el mismo plato: “Así hemos sido siempre, desde que nos casamos”, me comentó en la reciente fiesta de aniversario del Faro, donde compartimos la misma mesa.

El matrimonio se emocionó (él y ella, porque en realidad siempre fueron uno solo) y Don Higinio y Doña Fide no pudieron evitar ir a felicitar al dueto Laura y Mariano, conmovidos por la voz de la pequeña Laura, que les recordaba tanto a sus hijas Las Costeñitas, a quienes en algún momento tuvieron el gusto de instruir y apoyar en el camino de la música y que ahora se dedican a ello de forma profesional, incluso sus nietos.

Quedó pendiente que me platicaran ampliamente en entrevista, la forma en cómo se habían conocido en Pinotepa Nacional y cómo habían logrado la hazaña de huir disfrazados de esta ciudad, de los parientes de doña Fide, para poder casarse: “Una de mis hijas escribió algo sobre eso,” me dijo entonces Doña Fide, quien todavía cuenta con una voz potente y envidiable.

Siempre me sorprendió sobremanera la vitalidad de la pareja, el amor y respeto con el que se trataban y cuidaban el uno al otro, siempre juntos; él conducía el auto, ella como copiloto a su lado y en la cajuela no podía faltar una caja repleta de discos compactos de los que en su momento tuvo la generosidad de obsequiarme algunos, principalmente aquel que incluía la canción El Poquilín, tan afamado en el puerto de Acapulco últimamente, por el que yo le pregunté.

Su primo, Manuel Ortiz Peláez, asegura: “Su inesperada pérdida nos duele, el maestro Higinio Peláez Ramos, era un fiel amante de la música de la región.”

Por NADIA Alvarado Salas
Santiago Pinotepa Nacional, OAX.


Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 04 de noviembre de 2011

http://www.elfarodelacostachica.com/suplemento/vysprincipal.html

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