viernes, 31 de diciembre de 2010

Opinión

Por: Isaías López Abundis

Desear un feliz año nuevo a nuestros familiares, amigos y conocidos, nos llena de satisfacción y alegría. En estas fechas, en todo el año y en toda época, los jóvenes derrochan energía, bailan y disfrutan de la vida como nosotros lo hicimos un día.

En mi caso muy particular, la celebración de la Noche Buena y la Navidad con mi familia me causa alegría, pero despedir al año viejo y festejar un año nuevo, me provoca una nostalgia nutrida por recuerdos agradables y desagradables del ayer; la pérdida de seres queridos insustituibles mellan nuestros ánimos y nos hacen dimensionar nuestra existencia frente a nuestros propios descendientes. La lectura de un pensamiento poético de Li Tai Po, un autor de origen chino, me hizo reflexionar sobre el curso y la inflexibilidad de la vida, dice así:

“Cortad con vuestra espada la corriente del río; el río seguirá corriendo. Sumergid en el vino la pena; y será mayor la pesadumbre. Ni el agua que transcurre torna nuevamente a su manantial, ni la flor desprendida de su tallo vuelve jamás al árbol que la dejó caer. Fugitivo relámpago es la vida, que apenas si da tiempo a sentir su pasar, inmutable es la faz de la tierra y del cielo, más cuan súbito es el cambio de nuestro propio rostro”.

Así, cada ocaso es un adiós, y cada amanecer una invitación a caminar por nuestro cauce, con el pleno convencimiento que no hay (ni habrá) retroceso. Asistir a la playa y admirar el oleaje de la mar nos invita también a cumplir con responsabilidad y constancia con nuestras actividades diarias como una ola de nuestro inmenso mar humano; añado para ustedes lo siguiente:

Un pensamiento

En cada año nuevo… se funde la tristeza de ver los cuerpos y las almas que se elevan a otro rango, con el brillo que refleja la mirada de los niños que cantan de la vida la alborada.

El sentimiento de nostalgia que provoca el rojo ocaso, y la alegría que nos causa la naciente, blanca y bella aurora.

Mirar que diciembre se despeña cual cascada, y del mismo tiempo brotar a borbotones un tierno enero, adornado de prometedores y mágicos colores; y ver del cielo prendida la esperanza como estrella.

Un deseo

…Que la esperanza, refulgente como estrella, ilumine el arduo camino del que sufre, del que clama, del que gime; del inmortal sediento de justicia, que espera a mano abierta las albricias prometidas, y que bendice a manos juntas, la llovizna que penetra lo mojado de sus penas. Los que con sus carrilleras cargadas de hambre, sueñan con el hombre, con el caudillo que habrá de inventar nuevas revoluciones, que dispare su escopeta contra la corrupción y la indolencia. Que gobernantes y políticos hagan contra el pueblo…¡disparos de humanidad, de amor, de equidad y de justicia, AMÉN!

Y recordemos que reír o sonreír en la desgracia o la pobreza, es más agradable y satisfactorio que odiar o maldecir estando en la opulencia económica, moral o intelectual.

Agradeceré sugerencias y comentarios al correo: isaias_la@hotmail.com.

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2011, y…¡Que Dios nos procure lo necesario para subsistir! Lo demás, es pura vanidad.


Suplemento vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, diciembre de 2010

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